Mundial de Varese

El último legado del 'grillo'

Llegó el miércoles por la noche al hotel de concentración de la selección de Italia con su porsche gris y su eterna sonrisa dibujada en la cara y se fue ayer con la misma sonrisa rodeado de centenares de aficionados que le gritaban "bravo, bravo". Paolo Bettini no había ganado en el circuito de Varese, pero sí en entrega, clase, astucia y generosidad. Se fue del ciclismo el día que podría haber entrado en la historia ganando tres Mundiales seguidos. Se fue el día en que su pequeña Verónica cumplía cinco años y quizás se esperaba otro regalo que el último dorsal de su papá. "Es la pesadi...

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Llegó el miércoles por la noche al hotel de concentración de la selección de Italia con su porsche gris y su eterna sonrisa dibujada en la cara y se fue ayer con la misma sonrisa rodeado de centenares de aficionados que le gritaban "bravo, bravo". Paolo Bettini no había ganado en el circuito de Varese, pero sí en entrega, clase, astucia y generosidad. Se fue del ciclismo el día que podría haber entrado en la historia ganando tres Mundiales seguidos. Se fue el día en que su pequeña Verónica cumplía cinco años y quizás se esperaba otro regalo que el último dorsal de su papá. "Es la pesadilla de mi mujer. Va en bici sin los ruedines y con una mano levantada para imitarme", dice Bettini, que el sábado anunció su adiós al ciclismo. "No existen motivaciones", explicó ocultando la tristeza por no haber encontrado equipo para 2009.

Cuando ayer en las últimas tres vueltas el grillo iba dando golpecillos en la espalda a los ciclistas que quedaban en el pelotón, sólo los españoles no se dieron cuenta de que también había dicho adiós al Mundial. Allí se quedó Bettini con Óscar Freire y con Alejandro Valverde, bromeando incluso con este último.

"Paolo tenía a medio equipo español a rueda. Cuando vimos que estaba demasiado marcado buscamos otra estrategia", recordó Alessandro Ballan, enfundado después de la carrera en el maillot arcoiris. Y claro, la estrategia la dibujó el mismo Bettini. Primero jugó sus cartas y supo "engañar" a los rivales y luego tuvo el detalle de renunciar a cerrar su carrera como hombre-récord para asegurar el tercer título consecutivo de Italia en el Mundial de fondo en carretera. "Es tan generoso que cuando vio que no podía escaparse de la telaraña en la que se encontraba nos dejó ir", dijo el ganador, Ballan.

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