El solista Capel

Recién salido de la ducha, Capel esconde los ojos azules tras la melena húmeda, lacia y rubia. Parece asustado. En las entrañas de la Nueva Condomina, en Murcia, el extremo zurdo del Sevilla pasa por delante de la prensa sin saber cuál será su veredicto. El chico, que se acaba de estrenar en un partido oficial con la victoria de España sobre Bosnia (1-0), tiene motivos para estar expectante. No sabe si ha jugado bien, mal o todo lo contrario. Los datos apuntan en una dirección y las sensaciones en otra. Su participación de 72 minutos hasta ser sustituido por Cazorla fue abundante, de eso no ca...

Recién salido de la ducha, Capel esconde los ojos azules tras la melena húmeda, lacia y rubia. Parece asustado. En las entrañas de la Nueva Condomina, en Murcia, el extremo zurdo del Sevilla pasa por delante de la prensa sin saber cuál será su veredicto. El chico, que se acaba de estrenar en un partido oficial con la victoria de España sobre Bosnia (1-0), tiene motivos para estar expectante. No sabe si ha jugado bien, mal o todo lo contrario. Los datos apuntan en una dirección y las sensaciones en otra. Su participación de 72 minutos hasta ser sustituido por Cazorla fue abundante, de eso no cabe duda. Provocó un penalti (m. 35) que falló Villa; recibió más faltas que ninguno de sus compañeros: seis, dos de ellas sancionadas con tarjeta amarilla, y consiguió siete driblings de 12 intentos, el segundo mejor regateador tras Iniesta. Perdió 10 veces el balón, una menos que el rey de la posesión, Xavi, y cuatro menos que Villa. Es decir, unos números más que decentes para un joven de 20 años en su puesta de largo como titular de la flamante campeona de Europa.

El seleccionador, Vicente del Bosque, reconoció tras el encuentro que España abusó de buscar a Capel en la banda izquierda. Ésa era la apuesta del técnico, la única novedad respecto al equipo que conquistó la Eurocopa en junio, y ése era el plan del partido, puesto que el técnico salmantino creía que el extremo desbordaría al lateral derecho bosnio, Berberovic, con facilidad. La sorpresa fue la defensa de cinco. Y que uno de los tres centrales acudiera en ayuda de Berberovic y frustrase las internadas de Capel. El chaval se vio de pronto como un intruso dentro de su equipo. Como en otro partido, ajeno al ritmo que acostumbró a enhebrar la selección en la Eurocopa. Un ritmo más pausado y más basado en la excelencia técnica, que siempre, salvo frente a Italia, encontró un hueco para desarticular cualquier defensa adversaria. Así ocurrió cuando entraron Cazorla y Xabi Alonso en el último tramo del encuentro, también favorecidos por el gol de Villa que descerrajó la muralla bosnia. El Guaje va camino de batir récords goleadores. Ha marcado 19 tantos en 37 partidos, a uno sólo del mítico Telmo Zarra, que anotó 20 en 20 encuentros y es el octavo goleador de la roja.

Embutido en el traje de la selección, Capel se presta a fotografiarse con algunos aficionados. Al fondo, de pie en el autobús, Fernando Hierro arenga a los jugadores sentados en la parte trasera del vehículo. Tras la marcha del anterior seleccionador, Luis Aragonés, el director deportivo, ahora sí, se siente con mando en plaza. Gesticula como en los buenos tiempos de capitán del Madrid. Xavi asiente desde el fondo del autobús. Les espera la segunda piedra hacia el Mundial de Suráfrica 2010: el miércoles en Albacete, Armenia. Y la incógnita de si el solista Capel entrará en sintonía con la orquesta española.