Reportaje:PEKÍN 2008

Un borrón pone en jaque a España

La ciclista Maribel Moreno, primer positivo oficial de los Juegos el día en que Phelps y sus compañeros firman una gesta inolvidable en los 4x100 metros libre

En plena admiración internacional por el deporte español y con el ciclismo en exitosa fase de regeneración pese a ciertas sospechas transfronterizas, una corredora, Maribel Moreno, puso ayer en jaque a España, absurdamente expuesta ante toda clase de verdugos. Un desgarro descomunal: el COI anunció oficialmente que el primer positivo detectado en los Juegos era el de Moreno, que había dejado Pekín el pasado 31 de julio por una supuesta crisis de ansiedad. La ciclista, con posibilidades muy remotas -salvo milagro- de cualquier éxito deportivo, no pasó el control al que fue sometida por sorpresa...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En plena admiración internacional por el deporte español y con el ciclismo en exitosa fase de regeneración pese a ciertas sospechas transfronterizas, una corredora, Maribel Moreno, puso ayer en jaque a España, absurdamente expuesta ante toda clase de verdugos. Un desgarro descomunal: el COI anunció oficialmente que el primer positivo detectado en los Juegos era el de Moreno, que había dejado Pekín el pasado 31 de julio por una supuesta crisis de ansiedad. La ciclista, con posibilidades muy remotas -salvo milagro- de cualquier éxito deportivo, no pasó el control al que fue sometida por sorpresa el día, el citado 31 de julio, que llegó precisamente a la Villa Olímpica.

En otro momento y en otro marco, la noticia habría resultado intrascendente, pero ayer, con tantas lupas sobre el deporte español y con el irremediable eco universal que tienen unos Juegos, causó una enorme cicatriz. Tanto el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, como el presidente del COE, Alejandro Blanco, se vieron obligados a dar explicaciones ante todos los medios, nacionales y extranjeros. Ambos acentuaron su política de tolerancia cero ante el dopaje e intentaron aislar el caso. Lo sucedido con Moreno revela de nuevo que las autoridades y las federaciones deben extremar aún más su vigilancia. En estos tiempos, cualquier suceso semejante, por modesto que sea el deportista con la tacha, supone un borrón considerable para la imagen de un país, esta vez España. Pero, en el paisaje actual, una irresponsabilidad individual -por lo que supone para la propia salud del deportista y la onda que expande sobre sus compatriotas- no puede derivar en una culpabilización colectiva. Por ejemplo, nadie ha pasado más controles este año que los grandes ciclistas españoles, cuyas victorias tienen como consecuencia que se estreche el cerco sobre ellos.

El funesto caso de Moreno empañó la inolvidable gesta protagonizada a primera hora de la mañana por Michael Phelps y sus tres compañeros del relevo estadounidense de 4x100 metros libre: Garrett Weber-Gale, Cullen Jones y Jason Lezak. Una carrera épica, uno de los momentos que quedarán para siempre en la retina del olimpismo. Fueron tres minutos llenos de grandeza, con muchas hazañas en un duelo que partió con Francia como indiscutible favorita y con Estados Unidos lejos incluso de Australia.

Era la prueba más inquietante para Phelps y su intento de superar los siete oros de Mark Spitz en una misma cita olímpica. En Atenas, su homérico sueño se esfumó tras perder este relevo ante Suráfrica y Australia. Phelps no es un especialista en los 100 libre, ni mucho menos, y había nadado una hora antes una serie de los 200 libre que le clasificó para la final de hoy. A su lado, en la primera posta, el australiano Eamon Sullivan, que batió el récord del mundo en los primeros 100 metros (47,24s). A Phelps le quedaba otra serie por la tarde, la de 200 mariposa, en la que, por cierto, batió la marca olímpica. Pero estuvo inmenso, colosal, y tocó la pared a una centésima (47,51s) del mejor registro anterior, el que tenía el francés Alain Bernard (47,50s). Así es este Hércules de Baltimore. Weber-Gale mantuvo el tipo en el segundo relevo al igual que Jones, un afroamericano del Bronx, en el tercero. Pero todo apuntaba al éxito de Francia con el temible y reverenciado Bernard medio cuerpo por delante de Lezak, que, a los 33 años, parecía imposible que pudiera remediar lo sucedido en la capital griega. Pero su remontada fue majestuosa y un manotazo final le glorificó incluso por delante de Phelps. Al menos, por unos minutos. Victoria y una rebaja de cuatro segundos del récord mundial, establecido en 3m 8,24s. "Se me ha disparado la adrenalina. Me parece todo irreal", soltó Lezak. Como quiera, pero el sueño de Phelps sigue siendo real gracias a él, a su inesperada heroicidad.

Michael Phelps muestra su euforia tras el triunfo de Estados Unidos en los 4x100 metros libre mientras su compañero Garrett Weber-Gale le abraza.REUTERS
Maribel Moreno.

Sobre la firma

Archivado En