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Diez mil sardinas y un bonito

"Señora, meta los riñones entre estas dos rodillas y no se preocupe que así prietos nos arreglamos". La Plaza de Toros de Cuatro Caminos estaba ayer a rebosar. Las 10.300 entradas que se vendieron en pocas horas daban al coso una estampa de sardinas en lata. La gente se agolpaba en las escaleras. Atravesar los túneles costaba 15 minutos. No es de extrañar que se hubiesen vendido entradas de más. Pero no era para menos porque ayer se vivió una de las corrida con más expectación de la temporada.

Reaparecía José Tomás después de su hazaña en Las Ventas. Por Internet los billetes volaban a ...

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"Señora, meta los riñones entre estas dos rodillas y no se preocupe que así prietos nos arreglamos". La Plaza de Toros de Cuatro Caminos estaba ayer a rebosar. Las 10.300 entradas que se vendieron en pocas horas daban al coso una estampa de sardinas en lata. La gente se agolpaba en las escaleras. Atravesar los túneles costaba 15 minutos. No es de extrañar que se hubiesen vendido entradas de más. Pero no era para menos porque ayer se vivió una de las corrida con más expectación de la temporada.

Reaparecía José Tomás después de su hazaña en Las Ventas. Por Internet los billetes volaban a 1.200 euros, precio máximo. Acompañaban a Tomás, Manuel Sánchez, que tuvo una tarde torcida, y Francisco Marco, que es torero de la tierra y congregó a muchos seguidores de su Santoña natal. El primer comentario nada más ver aparecer a Tomás en la plaza fue: "Está en los huesos". La convalecencia le ha costado algunos kilos y el diestro reapareció bastante desmejorado. Aunque eso se compensa con otros kilos: los 210.000 euros (35 millones de las antiguas pesetas) que engordaron su cuenta corriente.

Al final, dos orejas, pero repartidas. Una, para Francisco Marco, aunque con una faena voluntariosa pero muy desarrapada; y otra, para José Tomás que la consiguió a fuerza de sacar petróleo de un toro sin ninguna gracia. Tampoco hubo un reparto equitativo en las vueltas al ruedo. Mientras a Tomás le cayeron flores, sombreros y bocatas, a Marco, los de su pueblo le recompensaron con un más que apetitoso bonito. Resumiendo: la tarde de ayer fue un acontecimiento para 10.000 sardinas en lata y un bonito.

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