Reportaje:EUROCOPA 2008 | Semifinales: Alemania-Turquía

La caída de los porteros

Lehmann y Rüstü compiten en errores y convierten el partido en un carrusel de goles

Alemania y Turquía se sintieron ayer medio desnudas. Si así es como se siente un equipo que desconfía de su portero. Razones no les faltaron. Lehmann, de 38 años, regaló dos goles de patio de colegio. Rígido como una plancha, tardó un siglo en agacharse primero en el gol de Ugur Boral, que le pasó por debajo de las piernas, y después en el segundo de Semih Sentürk, que entró despacito por un costado. Ni siquiera así pudo Turquía eliminar a Alemania. Lo evitó en gran parte su propio portero. Rüstü, de 35 años, retorció el torso hacia atrás en señal de un dolor muy profundo. Acababa de salir a p...

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Alemania y Turquía se sintieron ayer medio desnudas. Si así es como se siente un equipo que desconfía de su portero. Razones no les faltaron. Lehmann, de 38 años, regaló dos goles de patio de colegio. Rígido como una plancha, tardó un siglo en agacharse primero en el gol de Ugur Boral, que le pasó por debajo de las piernas, y después en el segundo de Semih Sentürk, que entró despacito por un costado. Ni siquiera así pudo Turquía eliminar a Alemania. Lo evitó en gran parte su propio portero. Rüstü, de 35 años, retorció el torso hacia atrás en señal de un dolor muy profundo. Acababa de salir a por uvas en un centro de Lahm desde el costado izquierdo. Pese a su estatura, 1,87 metros, llegó tarde. Y cabeceó Klose a gol. Menos culpable puede considerarse en los otros dos tantos: el primero de Schweinsteiger, un toquecito enroscado con el exterior del pie derecho; y el tercero de Lahm, que lo fusiló desde dentro del área.

Al primer equipo que le ha exigido un poco, el alemán se ha desmoronado
El turco fue el héroe del partido de cuartos, pero ayer se tragó el tiro de Lahm
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Lehmann se había pasado la temporada reclamando la titularidad en el Arsenal. Metiéndole una presión descomunal a Almunia, a quien denigró a la mínima ocasión. Y llegó a la Eurocopa con muy pocos partidos, aunque, eso sí, con la confianza de Joachim Löw, que lo considera un cabecilla. Pasó más o menos discreto la primera fase, sin grandes errores, pero ha sido llegar un equipo que le ha exigido un poco, y se ha desmoronado. Los turcos lo sabían y se pasaron todo el partido disparando, desde cualquier lugar, especialmente Altintop. Su futuro en el Stuttgart no parece prometedor.

La historia de Rüstü es diferente. Vino al torneo de acompañante del titular Demirel. Pero cuando éste perdió la cabeza y empujó a un jugador checo, la sanción obligó a que el viejo guerrero volviera a la portería que ha defendido en 117 ocasiones. Fue el héroe del partido de cuartos frente a Croacia, deteniendo varios penaltis. Pero ayer se tragó el centro de Lahm. Y lo recordará durante mucho tiempo.

Tras perder ante Croacia, Ballack instó a Löw a que cambiara el esquema. Es decir, que suprimiera un delantero centro (Gómez) y diera entrada a otro centrocampista (Hitzlsperger). La ganancia era doble para el capitán alemán: tenía muchas menos obligaciones defensivas y, más importante, podría descolgarse en ataque tan a menudo como pudiera. Löw se resistió al cambio ante Austria, pero aceptó la sugerencia frente a Portugal. El resultado fue excelente (3-2) y el técnico no tuvo más remedio que darle la razón al capitán. Y así se las prometía de felices ayer Ballack, dejándose caer a posición de falso delantero centro, muy cerca del área, como más le gusta. Sin sospechar lo que le esperaba.

Por allí circulaba un tal Aurelio, Mehmet Aurelio, preparado para amargarle la noche a quien Arsène Wenger, técnico del Arsenal, había designado el gran hombre de la Eurocopa. Aurelio, que regresaba tras cumplir un partido de sanción, le enseñó muy pronto los tacos al 13 alemán. En concreto, se los marcó en la pantorrilla. A continuación, lo persiguió sin descanso siempre que el capitán germano ocupaba una zona comprometida. En los córners, por ejemplo, era un marcaje de baloncesto. Aurelio se ponía delante de Ballack, a modo de pantalla, de espaldas a la llegada del balón.

Muy valorado por Terim, Aurelio, de 30 años, fue el primer extranjero que jugó en la selección turca. Procedente del Flamengo, llegó joven a Turquía y se hizo un nombre en el Trabzonspor antes de atraer la atención del Fenerbahçe, que lo nacionalizó en 2006. Se cambió el nombre de Marco Aurelio por Mehmet Aurelio. Poco dotado técnicamente pese a ser brasileño, tapó ayer decenas de frentes que abría una defensa muy desorganizada.

Hitzlsperger se abrió la cabeza en un choque con Akman y lo sustituyó Frings. Ballack ya no se sintió tan liberado como en la primera parte y se retrasó 15 metros. Mientras tanto, Aurelio seguía a lo suyo: recuperando balones, siempre pendiente del capitán alemán. Lo que no podía prever Aurelio era que Rüstü se tragara el centro de Lahm. Ni que Lahm maquillara las pifias de Lehmann con otra de sus excelentes arrancadas. Acabada en un gol que vale una final.

Lehmann falla al intentar atrapar el disparo de Boral en el primer gol de los turcos.AFP

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