Crónica:POLONIA 0 - CROACIA 1 | EUROCOPA 2008 | Polonia-Croacia

No todo es Modric

Croacia, con un ramillete de buenos futbolistas, culmina la primera fase con otro triunfo y despide a Polonia

No es que Polonia llegase a Austria haciendo ruido, pero se fue en medio de un silencio sepulcral. El colectivo de Beenhakker, que se había permitido el lujo de quedar por delante de Portugal en la fase clasificatoria, dejando fuera a selecciones como Bélgica o la Serbia de Clemente, alimentaba una cierta esperanza por su mezcla de veteranía y juventud y la experiencia del holandés errante que les dirige desde el banquillo. Será en otro campeonato. De éste se despidió con una derrota ante la Croacia B, que puso mucho más en la balanza de la victoria. La motivación de los suplentes croatas por ...

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No es que Polonia llegase a Austria haciendo ruido, pero se fue en medio de un silencio sepulcral. El colectivo de Beenhakker, que se había permitido el lujo de quedar por delante de Portugal en la fase clasificatoria, dejando fuera a selecciones como Bélgica o la Serbia de Clemente, alimentaba una cierta esperanza por su mezcla de veteranía y juventud y la experiencia del holandés errante que les dirige desde el banquillo. Será en otro campeonato. De éste se despidió con una derrota ante la Croacia B, que puso mucho más en la balanza de la victoria. La motivación de los suplentes croatas por convencer a su técnico, el estridente Bilic, pareció mucho mayor que las ganas de los polacos por hacer la parte que les correspondía del milagro de la clasificación: debían ganar (y perdieron) y que perdiera Alemania (que ganó).

Polonia nunca creyó en el milagro. O al menos lo pareció. Lewandoski, su presunto líder, anduvo por el campo sonámbulo hasta que Beenhakker, en el descanso, debió mandarlo a dormir. Guerreiro, el alma brasileña de Polonia, se aisló en terreno de nadie para dar un par de pinceladas, como dos rúbricas de su calidad (una pudo significar el empate).

Borrada Polonia, el partido fue de Pranjic, el lateral del Heerenveen, que a las condiciones técnicas del fútbol balcánico añadió el poderoso genio holandés. Pranjic arrasó la banda izquierda, disparó, defendió y asistió en numerosas ocasiones a sus delanteros. Una de ellas la cazó Klasnic para batir a Boruc.

Rakitic y Klasnic pudieron siempre con la defensa polaca, aunque el gol tuviera una pizca de casualidad. Klasnic, que cruzaba en horizontal el área, chocó con un defensa, se fue al suelo, se levantó en vez de protestar, Pranjic le esperó para cederle el pase, que era lo mismo que cederle el gol.

Venía a ser el premio al trabajo bien hecho de dos tipos de alto nivel. Ambos, junto a Rakitic, jugaron a placer, con una velocidad endiablada que nunca supieron frenar los defensas polacos, con tendencia natural al inmovilismo.

No es que el gol acabara con el sueño de Polonia a la media hora de partido. O que poco después Alemania marcara ante Austria el tanto que le ahuyentaba los últimos fantasmas. El equipo de Beenhakker siempre estuvo muy despierto, es decir, al tanto de que la empresa le venía demasiado grande. La fase final le vino grande, aunque su fase clasificatoria anuncia, quizás, un futuro más prometedor

Ya con todo perdido, la segunda parte permitió que Polonia dejase algunas tarjetas de visita. Pudo empatar Guerreiro, en dos ocasiones. Smolarek, que entró en la segunda mitad, se fabricó una jugada y disparó fuerte, pero alto. Aún así le costaba llegar al área de Croacia, que no bajó de velocidad, siempre con muchos reservas sobre el césped. Polonia no dominó ese tramo del partido, pero al menos existió, cuando ya sólo apelaba a la dignidad de no marcharse del torneo con un punto y un gol como único balance. Lo tuvo en su bota Zahorski, mano a mano con el portero Runje, pero esperó tanto, tardó tanto, que deberá aguardar a otro campeonato para anotarlo.

Exultante, Croacia accede a los cuartos de final (donde le espera la indescriptible selección de Turquía), con tres triunfos en tres partidos, un juego más que aceptable y un ramillete de buenos futbolistas. No todo es Modric en Croacia. Pranjic reclama su hornacina. Y los buenos laterales zurdos no abundan.

Klasnic, en el suelo, recibe la felicitación de Pranjic tras el gol.

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