Reportaje:EUROCOPA 2008

Vista al frente

España, angustiada por su pasado futbolístico, se aferra a la pelota como único ideario para estrenarse ante Rusia

Una selección capaz de ganar en esta etapa a Argentina, Francia e Italia y que no pierde desde el 7 de octubre de 2006 arranca hoy en la Eurocopa con cierto brote de angustia a su alrededor, como si España no hubiera sido capaz de vacunarse contra su deprimente pasado futbolístico. Cualquier mirada por el retrovisor acentuaría las sospechas, pero al frente también hay algunas señales optimistas. Grecia, el actual campeón, sirve de referente para cualquier sueño.

Futbolista por futbolista, su equipo de 2004 resulta incomparable con el que hoy desfilará por España ante Rusia (Cuatro, 18.0...

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Una selección capaz de ganar en esta etapa a Argentina, Francia e Italia y que no pierde desde el 7 de octubre de 2006 arranca hoy en la Eurocopa con cierto brote de angustia a su alrededor, como si España no hubiera sido capaz de vacunarse contra su deprimente pasado futbolístico. Cualquier mirada por el retrovisor acentuaría las sospechas, pero al frente también hay algunas señales optimistas. Grecia, el actual campeón, sirve de referente para cualquier sueño.

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Futbolista por futbolista, su equipo de 2004 resulta incomparable con el que hoy desfilará por España ante Rusia (Cuatro, 18.00). En Portugal, los griegos no fueron un equipo ganador, sino un hueso para todos, una selección capaz de exprimir al máximo sus escasos recursos. Así son los torneos cortos y el equipo español no es de fogueo, por mucho que sus atributos nada tengan que ver con los de los helenos.

España tiene su sello y un perfil de jugador que le impide mudar el estilo. La pelota, para bien y para mal, es su santo grial. A partir de ella se defenderá y atacará con un grupo más dispuesto para lo fino que para lo grueso. Una seña de distinción que sirve como punto de partida, pero que no debe desterrar la posibilidad de alternar otras variantes, de concebir tres maneras diferentes de asaltar al rival.

Es en este punto en el que más dudas suscita el conjunto de Luis, demasiado previsible en ocasiones, sin repertorio para el pase largo que obligue al adversario a cambiar su guión defensivo, sin extremos que aceleren por los costados, sin defensas con jerarquía y con contados atletas para tirar de pico y pala en el eje central. Como argumento esencial, España expondrá a un grupo de centrocampistas ilustrados capaces de hallar soluciones imaginativas donde la mayoría apaga el interruptor. Pero Xavi, Iniesta, Silva, Alonso y Cesc no han logrado armonizar del todo su juego, por lo que previsiblemente los dos medios de la Premier serán suplentes en beneficio de Senna, para el dique, y Villa, el socio que precisa Torres. Cesc, el jefe del Arsenal, ya se ha pronunciado al respecto sin tachas. Otro síntoma positivo del grupo que ha reunido Luis: no se advierten divismos y, cosa insólita tratándose de España, las vísperas han resultado pacíficas. A expensas de los resultados, Luis, con mucho ascendente sobre el colectivo, se ha olvidado del guiñol que a veces le acompaña.

A España el primer asalto le llega con Rusia, una repetición del estreno de la Eurocopa 2004, entonces con victoria española (1-0) con un gol de Valerón. Rusia no parece hoy mejor equipo que aquél y ha perdido a sus dos jugadores de mayor etiqueta: Arshavin y Pogrebnyak, los abanderados del emergente Zenit de San Petersburgo, ganador de la Copa de la UEFA. Rusia, incluida su versión como URSS, hace décadas que no resulta fiable, no hay secuelas de Yashin, Vorodin o Tchislenko, los subcampeones de 1964, ni de Zavarov, Belanov, Demianenko y Protassov, que sólo sucumbieron hace 20 años ante la poética holandesa de Van Basten. Por mucho que se rebobine la supuesta épica española del 64, un título propagandístico condicionado por los vientos sociopolíticos de entonces, esta generación, como todas las que le precedieron, es tan deudora como las anteriores, pero parte, como aquéllas, con el mismo factor psicológico a favor: en el peor de los casos, cualquier tiempo pasado no fue mucho mejor. La que comienza hoy es otra historia. Con el equipo tejido por Luis, España ya tiene ganado un trofeo, la pelota, y ahora queda saber administrarlo para conquistar la meta soñada desde Altamira. Vista al frente.

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