Cosa de dos

TOÑO

Los humoristas judíos llevan siglos riéndose de los judíos. En sus películas cómicas, Woody Allen aprovechaba cualquier ocasión para disfrazarse de rabino hasídico. Jerry Seinfeld recurría también a los tópicos judíos en su serie: recuérdese el sketch del dentista que se convierte al judaísmo "sólo por los chistes". Y Groucho Marx: "¿Cómo no vamos a quejarnos de Moisés los judíos? Nos tuvo caminando 40 años para llevarnos al único lugar de Oriente Próximo donde no hay petróleo".

El chiste judío es capaz de reírse de las peores tragedias. Como aquel de la época nazi, en que un judío encu...

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Los humoristas judíos llevan siglos riéndose de los judíos. En sus películas cómicas, Woody Allen aprovechaba cualquier ocasión para disfrazarse de rabino hasídico. Jerry Seinfeld recurría también a los tópicos judíos en su serie: recuérdese el sketch del dentista que se convierte al judaísmo "sólo por los chistes". Y Groucho Marx: "¿Cómo no vamos a quejarnos de Moisés los judíos? Nos tuvo caminando 40 años para llevarnos al único lugar de Oriente Próximo donde no hay petróleo".

El chiste judío es capaz de reírse de las peores tragedias. Como aquel de la época nazi, en que un judío encuentra a otro leyendo el periódico de las SS: "Es estupendo. Cuando leía prensa judía sólo me enteraba de deportaciones, campos de concentración y matanzas. Este diario, en cambio, dice cada día que somos los dueños de los bancos y que dominamos el planeta".

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A nadie le parece extraño ese tipo de humor. En cambio, algunos se mosquearon cuando apareció en televisión un paralítico cerebral riéndose de la parálisis cerebral. Antonio Tejerina, Toño, suscitó polémica tras sus primeras apariciones como humorista en El hormiguero. La polémica rebosaba caspa, aunque fuera en ocasiones bienintencionadas. Ya parece haber remitido.

Es cierto que, al principio, uno se fija más de la cuenta en la silla de ruedas, en las manos paralizadas y la dificultad fonética. Después de haber visto varias de las rutinas de Toño (que trabaja como guionista de El hormiguero, además de hacer un show semanal), y de haber leído una transcripción de sus chistes, neutra, sin "factor parálisis", me siento en condiciones de opinar: es un humorista estupendo. Algunas de sus frases, como la de "yo hacía las escenas de acción en Mar adentro", son antológicas. Por supuesto, creo que es bueno que aparezca en televisión. Y creo que es bueno que se pase de vez en cuando en la dosis de salvajismo. La piedad debe reservarse para quien la necesita. Pienso, por ejemplo, en el problema de esos pobres ministros, incapaces de abrir la boquita y decir algo tan sencillo como "crisis".

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