Análisis:Cosa de dos

Anfitriones

Antena 3 ha importado Come dine with me (Ven a cenar conmigo), un exitoso programa del Channel 4 británico. Si lo vieron ayer, ya saben de qué va: un grupo de concursantes compite para alcanzar el premio al mejor anfitrión. Cada uno invita al resto del grupo a cenar en su casa, y recibe una puntuación de sus huéspedes-rivales. La idea parece simple, y lo es. Con ella se pueden obtener magníficos resultados televisivos, o se puede caer en la cursilería más tediosa. Me explico. La gracia no está en quién cocina mejor, prodiga más atenciones a sus invitados, o tiene una casa más bonita. Al...

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Antena 3 ha importado Come dine with me (Ven a cenar conmigo), un exitoso programa del Channel 4 británico. Si lo vieron ayer, ya saben de qué va: un grupo de concursantes compite para alcanzar el premio al mejor anfitrión. Cada uno invita al resto del grupo a cenar en su casa, y recibe una puntuación de sus huéspedes-rivales. La idea parece simple, y lo es. Con ella se pueden obtener magníficos resultados televisivos, o se puede caer en la cursilería más tediosa. Me explico. La gracia no está en quién cocina mejor, prodiga más atenciones a sus invitados, o tiene una casa más bonita. Al espectador, todo eso le importa un bledo. El punto esencial del programa radica en los comentarios de los invitados una vez concluida la cena.

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En el Reino Unido, la fórmula alcanzó el éxito gracias al sarcasmo. Los concursantes se despellejaban entre sí buscando defectos en la casa y la comida ajenas: que si había pelusas bajo el sofá, que si el salón parecía decorado por un sociópata daltónico, que si al pollo sólo le faltaba un poco de sal para alcanzar el grado supremo de repugnancia... En uno de los programas, por ejemplo, el anfitrión servía solomillos. Y una de las invitadas hacía, con la más dulce de las sonrisas, el siguiente comentario: "¿Sabes que la carne roja no se digiere, sino que simplemente se pudre en nuestro estómago?".

La versión italiana salió mucho más fofa, quizá porque los italianos son buenos anfitriones, suelen cocinar bien (o, en cualquier caso, infinitamente mejor que los ingleses) y no son demasiado despiadados despellejando al prójimo.

Habrá que ver qué tal funciona en España. Entre los primeros seleccionados figura un familiar de Álvarez Cascos, lo que resulta esperanzador. Si el programa no despega, a Antena 3 siempre le quedará la opción de contratar como concursantes a un grupo de dirigentes del Partido Popular.

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