Necrológica:

Sallie Wilson, gran bailarina dramática

La que fuera gran bailarina dramática del American Ballet Theater, Sallie Wilson, murió el pasado 27 de abril en su casa de Manhattan víctima de un cáncer a los 76 años. Con ella se pierde una categoría especial de primera estrella de ballet especializada en papeles dramáticos y teatrales, y durante más de dos décadas (los años sesenta y setenta del siglo pasado) sentó cátedra y distinción estilística. Diana Byer, directora del New York Theatre Ballet, es quien ha comunicado el deceso y ha informado de que Wilson se mantuvo en activo trabajando hasta hace muy poco. Todos los anales balletómano...

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La que fuera gran bailarina dramática del American Ballet Theater, Sallie Wilson, murió el pasado 27 de abril en su casa de Manhattan víctima de un cáncer a los 76 años. Con ella se pierde una categoría especial de primera estrella de ballet especializada en papeles dramáticos y teatrales, y durante más de dos décadas (los años sesenta y setenta del siglo pasado) sentó cátedra y distinción estilística. Diana Byer, directora del New York Theatre Ballet, es quien ha comunicado el deceso y ha informado de que Wilson se mantuvo en activo trabajando hasta hace muy poco. Todos los anales balletómanos del ámbito anglosajón la citan elogiosamente como una figura excepcional en la tradición del ballet moderno norteamericano.

Sallie Wilson nació el 18 de abril de 1932 en Forth Worth (Tejas); su padre era un reputado arquitecto y empezó a estudiar ballet con profesores locales hasta que dio el salto a Nueva York, donde estuvo el punto cardinal de su formación con el ruso Edward Caton (un curioso personaje que fue discípulo privado de Agripina Vaganova en Petrogrado y después parte del elenco de Anna Pavlova), aunque en su perfil pedagógico entran también Margaret Craske y Dorothy Colter.

Así, entra en el Ballet Theater (ABT) en 1949, donde enseguida se distinguió por sus dotes interpretativas y dramáticas, lo que hizo que se fijara en ella el coreógrafo Antony Tudor, a la sazón coreógrafo titular del Metropolitan Opera Ballet, donde Wilson recaló entre 1950 y 1955.

Pero Tudor la veía fuera de lugar, y la convenció de regresar a ABT en 1956, un momento de inestabilidad económica del legendario conjunto. En esa desbandada de bailarines, Sallie va al New York City Ballet y el 14 de mayo de 1959 forma parte del reparto de una velada memorable: Episodes, la producción en dos partes con música de Anton Weber que coreografiaron al alimón por única vez Martha Graham y George Balanchine. En la parte de Graham, Sallie hacía de la reina Isabel I y Martha encarnaba a María Estuardo.

Cuando ABT retomó su actividad en 1960, Wilson regresó y se mantuvo en plantilla hasta 1980. En 1966 asumió el papel de Hagar del ballet Pillar of fire, de Tudor, un difícil e intenso carácter que fue ideado en 1942 para Nora Kate y que encontró en la nueva estrella una digna sucesora. Además de Tudor, a lo largo de su carrera asumió protagonistas de Balanchine, Jerome Robbins y Alvin Ailey, entre otros grandes coreógrafos. El otro gran papel tudoriano de Sallie fue en Jardin aux lilas, sin olvidar Dim lustre o Dark elegies. También retomó el Fall river legend, de Agnes de Mille.

Su trabajo coreográfico fue irregular y ocasional, pero se recuerda su trabajo en el teatro La Fenice de Venecia sobre El príncipe de las pagodas de Benjamin Britten, con Carla Fracci en 1980.

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