Un desplante más de Laporta

Un hincha polemiza con el presidente, que acaba oyendo gritos de dimisión

El carácter de Joan Laporta, el presidente del Barcelona, es a veces volcánico. Un día, cuando le dijeron en el aeropuerto que el detector de metales indicaba que llevaba algo incorrecto, decidió bajarse los pantalones delante de todos. Otro, cuando logró fichar a Davids en un visto y no visto, soltó un irritante "¡que aprendan!" en alusión al Madrid. Ayer, horas antes del inicio del partido y después de que le pidiera la dimisión, pasó la mano por la cara a un aficionado. Literalmente. Un poco antes, varios boixos nois, los seguidores más radicales del Barça, increparon con todo tipo d...

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El carácter de Joan Laporta, el presidente del Barcelona, es a veces volcánico. Un día, cuando le dijeron en el aeropuerto que el detector de metales indicaba que llevaba algo incorrecto, decidió bajarse los pantalones delante de todos. Otro, cuando logró fichar a Davids en un visto y no visto, soltó un irritante "¡que aprendan!" en alusión al Madrid. Ayer, horas antes del inicio del partido y después de que le pidiera la dimisión, pasó la mano por la cara a un aficionado. Literalmente. Un poco antes, varios boixos nois, los seguidores más radicales del Barça, increparon con todo tipo de aberraciones en la puerta del hotel al propio Laporta y a varios directivos.

"Quiero que dimita", le dijo un hincha. "Si todo va bien...", replicó Laporta. "Muy bien, pero estamos ahí abajo", puntualizó el primero. El dirigente, irreverente, le restregó la mano por la cara y se marchó. "¡Estafador! ¡Sí, sí, estafador!", insistió el aficionado, un tanto molesto, pero siempre hablándole de usted. Laporta, que le tuteaba, se giró de nuevo. "A mí no me insultes", rechistó. "Pues no me pase la mano por la cara", respondió el otro. "Pero si no lo he hecho... No te enfades", concluyó el presidente al tiempo que le ofreció la mano sin obtener respuesta.

Unos 4.000 aficionados culés se pasearon por Manchester. Ya en Old Trafford algunos de ellos no se olvidaron del presidente. "Fuera Laporta", rezaba una pancarta. Y, concluido el partido, pidieron a gritos su dimisión. "¡Barça, sí; Laporta, no!" y "¡Laporta, dimisión!", fueron las consignas que corearon algunos mientras abandonaban, cabizbajos, el estadio.

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