Al Valencia le vale ahora el delegado

Voro sustituye al destituido Koeman, que aceptó rebajar el finiquito de nueve millones de euros que le correspondía

"Es un caradura. Esto es lo que él quiere. Hace las alineaciones para que le echen", clamaba indignado un miembro del consejo de administración del Valencia ayer al mediodía. A esas horas, el presidente, Agustín Morera, estaba reunido con los hombres fuertes del club: Jesús Wolstein, Rafael Salom y José Pastor. Iban a destituir al entrenador, Ronald Koeman, que sólo ha ganado cuatro partidos de los 22 disputados en la Liga y ha puesto al equipo al borde del descenso. Ya sentenciado, el holandés -"me voy con el orgullo del triunfo en la Copa del Rey, aunque, personalmente, he perdido una ilusió...

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"Es un caradura. Esto es lo que él quiere. Hace las alineaciones para que le echen", clamaba indignado un miembro del consejo de administración del Valencia ayer al mediodía. A esas horas, el presidente, Agustín Morera, estaba reunido con los hombres fuertes del club: Jesús Wolstein, Rafael Salom y José Pastor. Iban a destituir al entrenador, Ronald Koeman, que sólo ha ganado cuatro partidos de los 22 disputados en la Liga y ha puesto al equipo al borde del descenso. Ya sentenciado, el holandés -"me voy con el orgullo del triunfo en la Copa del Rey, aunque, personalmente, he perdido una ilusión", manifestó- se personó anoche ante el consejo con su abogado. En principio, debería cobrar unos nueve millones de euros por el finiquito, pues su contrato era por dos temporadas más. Sin embargo, según el portavoz del club, que no concretó cantidad alguna, aceptó rebajarlo.

El adiós del holandés supone asimismo el de sus ayudantes, Bakero y Bruins
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La humillación padecida por el Valencia en San Mamés el domingo (5-1 ante el Athletic) fue la gota que hizo rebosar el vaso. Un vaso ya colmado por la irritación, la ira y la rabia acumuladas en los últimos meses. Ni a los directivos, ni a los jugadores ni a los aficionados les queda ya una pizca de paciencia. Sólo la Copa, que el Valencia ganó al Getafe el miércoles pasado por el oficio de sus futbolistas, había mantenido, derrota tras derrota, a Koeman en el banquillo.

Consumado su despido, el equipo pasa a manos de Salvador González, Voro, hasta ahora el delegado del mismo. Él lo dirigirá en las cinco jornadas de Liga que quedan, vitales para los de Mestalla y que depararán enfrentamientos con rivales directos por la permanencia en la Primera División como Osasuna, Zaragoza y Levante, además de con el Barcelona y el Atlético.

Koeman no se marcha solo. Le acompañan José Mari Bakero y Tony Bruins, sus ayudantes. También fueron echados anoche el director deportivo, Miguel Ángel Ruiz, y el secretario técnico, Antonio Fernández. Al frente de la secretaría técnica se va a situar Juan Sánchez, que asumirá asimismo las responsabilidades del director deportivo, figura que desaparecerá. De este modo, el Valencia deja el objetivo de salvar la categoría, impensable cuando empezó la Liga, en manos de dos hombres de la casa, conocedores de su idiosincrasia y su plantilla.

Este Valencia, el peor que ha visto a lo largo de la historia el público de Mestalla, no suma un punto en la Liga desde hace un mes. Tras la última victoria, frente al Madrid (2-3), ha encadenado cuatro derrotas. Además, ha recibido en total ocho goleadas tan bochornosas como la del último domingo. Le golearon el Madrid (1-5), el Barcelona (0-3), el Mallorca (0-3), el Sevilla (3-0) y, por partida doble, el Athletic (0-3 y 5-1) y el Villarreal (0-3 y 3-0).

La agonía del Valencia, cuyos propósitos a principio de temporada pasaban por mejorar los resultados de la anterior, en la que los de Quique Flores finalizaron los cuartos, es resultado además de una pésima planificación deportiva y de gestión.

Cuando por un simple capricho, el dueño del club, Juan Soler, se deshizo a las cuatro de la mañana de un lunes de Quique Flores, el Valencia marchaba el cuarto, a sólo cuatro puntos del Madrid, el líder. Era la novena jornada. El máximo mandatario atribuyó su decisión a los gritos desde la grada, descontenta con el juego poco vistoso de su equipo. Cuando Mestalla le pidió a él, también a gritos, que se marchara, no fue tan obediente. Oficialmente, Soler ha dejado de ser el presidente, pero, en tanto que máximo accionista, sigue siendo quien toma las decisiones.

Decisiones que han lastrado desde su llegada la brillante evolución de un club que llegó a ser admirado en Europa. Decisiones como la de apostar por un entrenador como Koeman -llegó con la etiqueta de defensor del fútbol total- en un intento por borrar de un plumazo el estilo de juego que había encumbrado al conjunto años atrás.

Decisiones a las que, como mínimo, dio el visto bueno, como la de defenestrar a tres jugadores históricos, como Albelda, Cañizares y Angulo. Sin obviar una gestión que ha duplicado la deuda desde su llegada, en octubre de 2004, y ha iniciado la construcción de otro estadio sin haber obtenido financiación para ello.

La fama de Koeman en lalistaWIP

Ronald Koeman, anoche tras ser destituido.EFE

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