Crónica:

Woods afila las uñas

El estadounidense busca su mayor remontada en el Masters para ganar su quinto título

¿Es El Tigre contra Augusta? La cadena televisiva ESPN lanzó con esta pregunta el debate durante la apertura del Masters. Woods, el golfista más físico, contra un campo irreconocible para los de los 90, más largo y duro tras su ampliación hasta los 6.800 metros. Y en el que sufre como en ningún otro. Ni siquiera pudo bajar del par en 2007 (73, 74, 72 y 72 golpes de jueves a domingo) y este jueves comenzó también en el par, 72, y el viernes firmó 71 para seguir vivo. Ayer, después de cuatro birdies y un juego mucho más sólido, se acercó a los líderes al acabar con 68 y totalizar 2...

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¿Es El Tigre contra Augusta? La cadena televisiva ESPN lanzó con esta pregunta el debate durante la apertura del Masters. Woods, el golfista más físico, contra un campo irreconocible para los de los 90, más largo y duro tras su ampliación hasta los 6.800 metros. Y en el que sufre como en ningún otro. Ni siquiera pudo bajar del par en 2007 (73, 74, 72 y 72 golpes de jueves a domingo) y este jueves comenzó también en el par, 72, y el viernes firmó 71 para seguir vivo. Ayer, después de cuatro birdies y un juego mucho más sólido, se acercó a los líderes al acabar con 68 y totalizar 211, cinco bajo par. Y eso que a Woods, un especialista, se le escaparon varios putts por centímetros y el driver, el arma con el que gobierna los hoyos largos, le traicionó hasta mandar alguna bola fuera de la calle. Demasiada fuerza sin control aunque luego recuperara terreno a base de talento.

'El Tigre', quinto, se encuentra a seis golpes del surafricano Immelman, el líder

Woods comenzó ayer con retraso por culpa de la lluvia. Las tiendas hicieron caja vendiendo grandes paraguas y los greens se volvieron más pesados e impredecibles. Claro que El Tigre tiene a un grupo de seis personas que los días previos a cada torneo miden para él al milímetro cada hoyo y calculan las condiciones del viento. El estadounidense recordó las palabras de su mítico compatriota Arnold Palmer en el último Palmer Invitational -"mueve el culo y sal ahí a jugar como sabes", le dijo tras un mal inicio- y salió a remontar. "Tengo que eliminar los errores y tener paciencia. En este campo todo puede pasar", dijo. Cerró el tercer día con 211 golpes, seis más que el líder, el surafricano Trevor Immelman, con 205. Así, seguía en busca de su mayor ascensión: ha llegado a recuperar seis de desventaja para ganar el Masters, en 2005, ante su compatriota Chris DiMarco, pero nunca siete como llegó a acumular frente al propio Immelman. Pese a todo, volvió a bajar de los 70 por primera vez en tres años y afiló sus uñas para el desenlace.

Sobre el campo, Woods camina como en un desfile militar. El cuerpo recto como una tabla, la mirada al frente, fija en el green a lo lejos, la mente aislada de la avalancha que le acompaña a cada paso. Cada golpe, cada bola que vuela, es saludada por gritos de euforia o desilusión, como si en cada hoyo le fuera el Masters. Los aficionados argentinos, que seguían a Ángel Cabrera los dos primeros días y a Andrés Romero ayer en el mismo partido que Woods, casi desistieron de poder ver a su jugador entre la multitud. "No hay manera. No hay casi huecos. Y las teles sólo enfocan a Woods", se quejaban. Las emisoras moldean su programación según a qué hora juega para sacar el máximo jugo a los anuncios. Cuando sale del campo, en dirección a la casa-club, es escoltado como si fuera el presidente del país: dos guardas de seguridad por delante, dos por detrás y dos más a cada lado. Y pronto desaparece en una furgoneta.

Su reciente paternidad le ha traído nuevas ocupaciones y le ha llevado a cambiar sus horarios de entrenamientos para estar más tiempo con su hija, Sam. Ahora madruga más que nunca para ir al gimnasio y aprovecha cuando la niña duerme para entrenarse. Ya no se mueve sin el Skype, la telefonía por Internet, para hablar con su familia desde cada rincón y admite que cada vez le cuesta más "encontrar la motivación para viajar".

Contra la lluvia y el viento luchó también Miguel Ángel Jiménez, el único español vivo después de que Sergio García y José María Olazábal se quedaran en el corte sin encontrar el hilo ni con el putter ni con el driver. El malagueño caminó sin pareja después de que la criba dejara en impar el número de jugadores. Al menos, el vasco le acompañó cobijado bajo el paraguas. Después de dos birdies en los dos primeros hoyos, Jiménez perdió su ventaja con dos bogeys.

Clasificación tras el penúltimo recorrido: 1. T. Immelman (SA), 205 golpes (11 bajo par). 2. B. Snedeker (EE UU), 207. 3. S. Flesch (EE UU), 208. 4. P. Casey (Ing.), 209. 5. T. Woods (EE UU), 211. 35. M. Á. Jiménez, 219.

Tiger Woods, ayer durante la tercera jornada del Masters.REUTERS

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