Reportaje:Gran Premio de España de motociclismo

Bautista se queda clavado

El español 'regala' la victoria en 250cc a Kallio tras romper el motor en la última vuelta

La crueldad mecánica no tiene límites. Álvaro Bautista dio fe de ello ayer, cuando ofreció su versión sobre el accidente que sufrió en la última vuelta de la carrera de dos y medio, mientras iba líder tras una trabajada escapada con Marco Simoncelli. El propulsor de dos tiempos de su Aprilia se gripó, le dejó clavado mientras trazaba una curva a la derecha, y el italiano le embistió. El resultado es cantinflesco: los dos primeros por el suelo y el tercero, Mika Kallio, que en el momento del choque rodaba a más de ocho segundos, que se encuentra la victoria más fácil de su carrera. Mal asunto ...

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La crueldad mecánica no tiene límites. Álvaro Bautista dio fe de ello ayer, cuando ofreció su versión sobre el accidente que sufrió en la última vuelta de la carrera de dos y medio, mientras iba líder tras una trabajada escapada con Marco Simoncelli. El propulsor de dos tiempos de su Aprilia se gripó, le dejó clavado mientras trazaba una curva a la derecha, y el italiano le embistió. El resultado es cantinflesco: los dos primeros por el suelo y el tercero, Mika Kallio, que en el momento del choque rodaba a más de ocho segundos, que se encuentra la victoria más fácil de su carrera. Mal asunto para Bautista, que este año debía llenar el vacío que Jorge Lorenzo dejó cuando promocionó a MotoGP, y que, tras dos carreras, sobrevive en las catacumbas de la clasificación: es undécimo a 35 puntos del líder, el novato Mattia Pasini, que ayer fue segundo.

La frustración de Bautista es mayúscula, algo más que comprensible si se atiende a que había realizado toda una exhibición de potencia, velocidad y control. A pesar de que no arrancó nada bien (cruzó por meta cuarto), se enchufó al momento, y ya en la segunda vuelta asumió el mando. Simoncelli, un piloto que va justito de manos y de ideas, se pegó a él y los dos se desembarazaron del resto a golpe de vueltas rápidas. Las dos Aprilia formaban un solo cuerpo estilizado, y no se estorbaron hasta el final, cuando el motociclista de Cattolica comenzó a ponerse nervioso. A partir de entonces las maniobras fueron cada vez más justas. Bautista, un piloto elegante y fino, comenzó a zarandearse. Tras pasarse y repasarse varias veces, entraron en una última vuelta de infarto. "He tirado al máximo, y entonces la moto se me ha gripado", reconoció Bautista; "no he podido hacer nada", se lamentó el talaverano, quien pidió disculpas a su perseguidor: "Me sabe mal", dijo; "había hecho una carrera fantástica".

Álvaro Bautista, a la derecha, y el italiano Marco Simoncelli antes de chocar en Jerez.JULIÁN ROJAS

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