Crónica:30ª jornada de Liga

Un agujero negro en Mestalla

El Mallorca también golea al Valencia, y Villa se va lesionado del campo sin despedirse

El héroe ante Italia abandonó el campo lastimado en el muslo derecho -peligra su participación en la final de la Copa- y con un sabor amargo en los labios resecos. ¿Cómo cambia la vida de un futbolista en tres días? ¿Qué clase de montaña rusa es ésta? El miércoles, en el Martínez Valero, Villa se sintió un dios que batió al poderoso Buffon. Ayer no pudo acercarse al joven Moyà. Pese a que encaró y corrió y corrió por la orilla izquierda como otras veces hasta que se lesionó. Se marchó del campo sin esperar a que entrara su sustituto. Sin despedirse. Su equipo fue un guiñapo en manos de un Mall...

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El héroe ante Italia abandonó el campo lastimado en el muslo derecho -peligra su participación en la final de la Copa- y con un sabor amargo en los labios resecos. ¿Cómo cambia la vida de un futbolista en tres días? ¿Qué clase de montaña rusa es ésta? El miércoles, en el Martínez Valero, Villa se sintió un dios que batió al poderoso Buffon. Ayer no pudo acercarse al joven Moyà. Pese a que encaró y corrió y corrió por la orilla izquierda como otras veces hasta que se lesionó. Se marchó del campo sin esperar a que entrara su sustituto. Sin despedirse. Su equipo fue un guiñapo en manos de un Mallorca valiente y decidido con un lanzador estupendo, Ibagaza, y un consumado cazador de recompensas, Güiza, ovacionado tras haberse cobrado dos nuevas piezas: suma 17 goles, 13 de ellos fuera de casa.

VALENCIA 0 - MALLORCA 3

Valencia: Hildebrand; Miguel, Caneira (Alexis, m. 46), Helguera, Moretti; Arizmendi, Maduro (Morientes, m. 25), Baraja, Mata; Silva; y Villa (Joaquín, m. 65). No utilizados: Mora; Sunny, Ever y Edu.

Mallorca: Moyà; Héctor, Ramis, Nunes, F. Navarro; Varela, Basinas (Borja Valero, m. 83), Jonás; Ibagaza, Arango; y Güiza (Webó, m. 77). No utilizados: Lux; Tuni, Molinero, Trejo y Alberto.

Goles: 0-1. M. 12. Güiza regatea a Caneira y marca. 0-2. M. 20. Ramis, de falta directa por la escuadra derecha de Hildebrand. 0-3. M. 60. Güiza cabecea un centro de Ibagaza después de un pase de Aganzo.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Ramis, Héctor y Miguel.

Unos 40.000 espectadores en Mestalla.

El cuadro de Koeman ha recibido 28 goles en su terreno, más que nunca

El Mallorca fue tan superior que le sobró la segunda parte, en la que vegetó el Valencia mientras su entrenador exhibía una incapacidad manifiesta. Dando la sensación de que las victorias ante el Barça y el Madrid fueron más de los jugadores extramotivados que del técnico, pobre de argumentos una vez más ante la mirada esquizofrénica de Mestalla, que un día grita "¡Koeman, quédate!" y al siguiente le pide que se vaya. Un estadio que ha visto más goles en contra (28) que en toda su historia. El Valencia ha recibido cinco goleadas en su casa, cuatro bajo las órdenes de Koeman. Y la quinta estaba llegando: fue cuando Óscar Fernández tomó el mando ante el Madrid tras la destitución de Quique Flores.

Brazos en jarras, cabizbajo mientras esperaba una falta de Villa, Miguel decía que no con la cabeza. Que no puede ser esto, hombre. Que la defensa del Valencia, tan admirada durante años por su fortaleza, sea hoy un agujero sin fondo. Ausentes ayer Marchena y Albiol, el caso se agravó. Lo de Güiza era previsible. No tanto que el central Ramis sacara una falta templada a la escuadra de Hildebrand, que volvió a saltar hacia dentro de la portería como hace varias semanas ante un disparo muy parecido de Luis Fabiano. Extraño modo de intentar atajarlo.

La lesión de Maduro -se echó las manos a las ingles- le dio la excusa a Koeman para enviar el equipo hacia adelante con la entrada de Morientes. Nuevo fracaso. En gran parte, porque el técnico holandés prescindió en su día de los extremos y ni siquiera ayer le dio por recuperarlos. Ahí estaba Joaquín pudriéndose en el banquillo mientras Arizmendi se estrellaba una y otra vez.

Caneira se lastimó un brazo y Alexis volvió a jugar cuatro meses después de haberse roto los ligamentos de la rodilla precisamente ante el Mallorca. Ese segundo cambio, en el descanso, retrajo a Koeman de efectuar un tercero que se presumía necesario.

Y puesto que Koeman quedó paralizado, el Mallorca se aprovechó para volar hacia las islas. Entre Arango e Ibagaza burlaron a la defensa hasta que Güiza la acribilló con un cabezazo picado. El público aplaudió la precisión del tanto. Y desfiló hacia sus casas. El resto fue un suplicio innecesario.

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