27ª jornada de Liga

El TAS se inhibe y los equipos deciden correr la París-Niza

El conflicto entre ASO -organizador del Tour y la París-Niza- y la Unión Ciclista Internacional (UCI) es un avispero en el que ni siquiera el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) se atreve a hurgar. Por si acaso. A 48 horas de su comienzo, ni organizadores, ni equipos ni corredores pueden garantizar que se dispute la París-Niza, la primera carrera importante del año. El conflicto, nacido del enquistamiento de las posturas de la UCI y ASO respecto al ProTour, se ha convertido en una hidra que ha contaminado al resto de los agentes del ciclismo como se vio ayer.

Horas antes de que el TAS...

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El conflicto entre ASO -organizador del Tour y la París-Niza- y la Unión Ciclista Internacional (UCI) es un avispero en el que ni siquiera el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) se atreve a hurgar. Por si acaso. A 48 horas de su comienzo, ni organizadores, ni equipos ni corredores pueden garantizar que se dispute la París-Niza, la primera carrera importante del año. El conflicto, nacido del enquistamiento de las posturas de la UCI y ASO respecto al ProTour, se ha convertido en una hidra que ha contaminado al resto de los agentes del ciclismo como se vio ayer.

Horas antes de que el TAS declinara su competencia para decidir sobre la demanda de varios equipos y el sindicato de corredores de que declarara "ilegal o abusiva" la amenaza de la UCI de sancionarlos por participar en la prueba, el presidente de la UCI, Pat McQuaid, había aumentado incluso sus amenazas. "Todos los equipos que corran la París-Niza quedarán expulsados de la UCI", dijo a Reuters. Antes, al igual que ASO, había decidido no aceptar el arbitraje del TAS. Semanas antes había calificado de "salvaje" la carrera, ya que para no cumplir con las obligaciones impuestas por la UCI -entre ellas, la de aceptar la participación del Astana, el equipo de Alberto Contador, el ganador de 2007, excluido también del Tour- había buscado amparo legal en los reglamentos de la federación francesa únicamente. Además, McQuaid anunció que abriría un expediente por falta grave a la federación francesa, a su presidente y a Eric Boyer, manager del Cofidis y presidente de la asociación internacional de equipos, que puso toda su influencia del lado de ASO.

La mayoría de los equipos mantuvo su postura de participar en la prueba tras una acalorada asamblea. Ganó la votación de participar por 15 votos a favor y 8 abstenciones, un dato que señala la división entre ellos.

Una división similar se da entre los corredores, cuyo sindicato internacional aún no había decidido qué consejo dar a sus afiliados. En las últimas semanas, su presidente, Cédric Vasseur, ha enviado cartas a Boyer solicitando infructuosamente que los equipos se hagan cargo de la sanción, 6.000 euros, con que McQuaid ha amenazado a los ciclistas que corran la París-Niza y que garanticen sus sueldos durante los seis meses de sanción con que también les amenaza la UCI. Según fuentes del sindicato, Boyer ni se dignó a comunicar las peticiones a los equipos.

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