Necrológica:

Kon Ichikawa, maestro del cine japonés

Recibió una treintena de premios en grandes festivales

El director japonés Kon Ichikawa, considerado uno de los cuatro grandes del cine nipón junto con Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu, falleció a los 92 años de neumonía el 13 de febrero en Tokio, según informó la célebre productora japonesa Toho, que estrenó Las hermanas Makioka y otros muchos de sus filmes.

Ichikawa era considerado el nexo entre la Generación de Oro y la Nueva Ola del cine nipón, uno de los nombres clave del cine histórico y "el maestro de la paradoja" por su capacidad de analizar, con comedias satíricas, los aspectos más dolorosos de la sociedad japo...

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El director japonés Kon Ichikawa, considerado uno de los cuatro grandes del cine nipón junto con Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu, falleció a los 92 años de neumonía el 13 de febrero en Tokio, según informó la célebre productora japonesa Toho, que estrenó Las hermanas Makioka y otros muchos de sus filmes.

Ichikawa era considerado el nexo entre la Generación de Oro y la Nueva Ola del cine nipón, uno de los nombres clave del cine histórico y "el maestro de la paradoja" por su capacidad de analizar, con comedias satíricas, los aspectos más dolorosos de la sociedad japonesa.

Sus 88 películas giran en torno a la depresión, la locura y la neurosis del japonés medio por sus condicionamientos familiares y sociales en un país, de fuertes tradiciones, pero traumatizado por la segunda conflagración mundial y por la implantación del capitalismo salvaje.

Su obra abarca melodramas de espíritu humanista, comedias negras, documentales, cintas históricas y adaptaciones cinematográficas con largometrajes de obras de grandes autores japoneses, como Junichiro Tanizaki, Toson Shimazak y Soseki Natsume y Yukio Mishima, en cuya obra más famosa, El templo del pabellón dorado, se inspiró para hacer Conflagración, en 1958.

Ichikawa, quien escribió también medio centenar de guiones y produjo casi una docena de filmes, se convirtió en uno de los directores más populares de su país en un momento en que Occidente descubría el cine japonés.

Nacido el 20 de noviembre de 1915 en la prefectura de Mie, al oeste de Japón, Ichikawa, cuyo nombre real era Uji Yamada, se trasladó a Osaka para estudiar Comercio. Pero su pasión desde niño por los espectáculos de títeres y los dibujos animados, como los de Walt Disney, le llevaron finalmente a enfocar su vida profesional en ese sentido. Así, en 1933 inició su carrera en el cine de animación en los J. O. Studios, en Kioto, donde aprendió todo lo relativo a las técnicas de filmación con muñecos articulados y ascendió a ayudante de dirección.

En 1946 realizó su ópera prima, La chica del templo Dojo, una versión con marionetas de una obra del teatro clásico popular japonés Kabuki, cuyo rodaje se completó. Sin embargo, su exhibición fue prohibida por las autoridades estadounidenses de ocupación. En 1951, la productora Toho compró los estudios e Ichikawa se mudó a Tokio, lugar en el que conoció a la que sería su esposa, la guionista Natto Wada, una brillante escritora y autora de la mayoría de los guiones que dirigió el cineasta.

Ichikawa recibió el Premio Internacional de la Crítica del Festival de Cannes (Francia) por su documental Olimpiadas de Tokio (1965). Ese filme también le valió un premio de la Academia de Cine y Televisión Británica (BAFTA) en 1966, y es, según los críticos, equiparable en calidad al que rodó Leni Riefenstahl sobre la Olimpiada en Berlín en 1936.

Su obra más lograda fue El arpa birmana (1956), en la que Ichikawa aborda con humanidad el tema de un soldado japonés que en los últimos días de la guerra del Pacífico se convierte en el único superviviente de su pelotón. Espantado por las pilas de cadáveres con que se tropieza, se niega a regresar a Japón, se hace pasar por un monje budista y se queda en Birmania para atender a los heridos y enterrar a los muertos, y purgar de esa manera su participación en los horrores del conflicto.

Esta película antibelicista ganó el León de Oro del Festival de Venecia. La vigencia de su mensaje se puso de manifiesto cuando Ichikawa creó una nueva versión de ella en 1985.

El cineasta retorna a ese tema con una película todavía más dura que El arpa birmana, Fuego en la llanura (1959), adaptación cinematográfica de la novela homónima, la gran obra clásica japonesa de Shohei Ooka sobre la II Guerra Mundial. El relato, lleno de humanismo, es llevado a la pantalla con enorme pericia por Ichikawa, quien hace que la acción avance lentamente, lo que permite percibir sutilmente matices poéticos que revelan la sensibilidad estética del director.

Con la misma profesionalidad formal y profundidad dramática que esas dos cintas, Ichikawa dirigió Otooto (El primogénito); en 1960; Watasi wa nisai (Tener dos años no es fácil), en 1962; Ai Futabati (El amor dos veces), de 1971, y Kofuku (Felicidad), en 1982.

En su carrera profesional recibió 16 candidaturas y 28 galardones en certámenes de cine como el de Venecia y el de Montreal (Canadá). Este último le concedió un premio a toda su obra en 2001. El Estado japonés le otorgó una orden al mérito cultural en 1994, y en 2006, el Festival Internacional de Tokio le entregó el premio Akira Kurosawa. Su último filme fue El clan Inugami, en 2006.

El director Kon Ichikawa, en 2006.

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