HOSPITAL COSTA DEL SOL

Temporada baja de extranjeros

Lena, de unos cinco años, entró en las Urgencias del Hospital Costa del Sol, en Marbella (Málaga) a primera hora de la tarde del viernes. La pequeña, de melena rizada y ojos marrones, tenía fiebre desde hacía varios días y sus padres, Cristóbal Ortiz y Kabira, estaban inquietos. "Hemos ido varias veces a nuestro centro de salud, pero la niña no mejora", explicaba Cristóbal, natural de Teba (Málaga), pero residente en Estepona. Kabira, de origen magrebí, asentía sin soltar el carrito en el que viajaba Adam, el benjamín de la familia. "Aquí han nacido mis dos hijos y siempre nos han tratado muy ...

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Lena, de unos cinco años, entró en las Urgencias del Hospital Costa del Sol, en Marbella (Málaga) a primera hora de la tarde del viernes. La pequeña, de melena rizada y ojos marrones, tenía fiebre desde hacía varios días y sus padres, Cristóbal Ortiz y Kabira, estaban inquietos. "Hemos ido varias veces a nuestro centro de salud, pero la niña no mejora", explicaba Cristóbal, natural de Teba (Málaga), pero residente en Estepona. Kabira, de origen magrebí, asentía sin soltar el carrito en el que viajaba Adam, el benjamín de la familia. "Aquí han nacido mis dos hijos y siempre nos han tratado muy bien", añadía la mujer. Una capota transparente protegía al niño, de unos dos años, de las bajas temperaturas.

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El viernes fue un día tranquilo en las urgencias del Costa del Sol. Mucho resfriado, alguna lesión, varias embarazadas con molestias y un accidente laboral. Dada su situación estratégica, este hospital atiende normalmente a un importante porcentaje de pacientes foráneos. La cifra toca techo en los meses de verano. "Esta tarde podía haber un 40% de extranjeros en la sala de Urgencias, pero no es molesto, es algo normal", mantenía Diego, vecino de Marbella, mientras ayudaba a su hija a subir al coche. La adolescente, con el pie vendado, se apoyaba en unas muletas."Llegamos a las 16.00 y salimos a las 18.00. No creo que hayamos tardado más tiempo porque estén ellos", añadía.

La mayoría de los usuarios y familiares consultados coincidía en que el trato con foráneos está completamente normalizado en este centro. Sólo uno de ellos, Alfonso Jordán, mostraba cierto resquemor. "Yo creo que los médicos se toman más miramientos con ellos. Una vez vine con mi madre y pasaron delante a unos guiris que llegaron mucho después", recordaba.

Sus suspicacias quedan resueltas con una explicación del centro. "Muy pocos pacientes saben que el orden de la atención de los enfermos se establece mediante un sistema de informático de selección al que se le introducen parámetros tales como los síntomas o la edad", explica una portavoz.

Renata, de origen brasileño, acudió al hospital por primera vez. A pesar de que le costaba expresarse en castellano, logró entenderse con los facultativos. Para estos casos, el hospital cuenta con un equipo de 20 intérpretes voluntarios que se desplazan a cualquier punto.

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El viernes, a las 18.30, una treintena de personas aguardaban turno en Urgencias. Pasaban el rato leyendo, mirando al vacío o tarareando una canción. "Room four", indicaba el personal sanitario a uno de los pacientes, de nacionalidad británica.

A esa hora, la pequeña Lena abandonaba el hospital. Después de que los médicos la examinaran, y con sus padres más tranquilos, se prestaron para una foto. A pesar de estar enferma, la niña sacó su mejor sonrisa.

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