Sharapova, Ivanovic y sus cuentas pendientes

Dos tenistas con cosas que demostrarse a sí mismas buscan el título hoy (9.30, Canal +) en Melbourne. Ana Ivanovic, la favorita de la grada, vivió un infierno de pasiones la primera y única vez que disputó una final de un torneo del Grand Slam: fue en Roland Garros 2007 y acabó avasallada por Justine Henin. Enfrente tendrá a Maria Sharapova, que vive embarcada en una misión: borrar el recuerdo de la humillante derrota que sufrió en el mismo escenario el año pasado ante Serena Williams y cicatrizar con un título la lesión de hombro que vulgarizó su juego el curso pasado.

"En Roland Garro...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dos tenistas con cosas que demostrarse a sí mismas buscan el título hoy (9.30, Canal +) en Melbourne. Ana Ivanovic, la favorita de la grada, vivió un infierno de pasiones la primera y única vez que disputó una final de un torneo del Grand Slam: fue en Roland Garros 2007 y acabó avasallada por Justine Henin. Enfrente tendrá a Maria Sharapova, que vive embarcada en una misión: borrar el recuerdo de la humillante derrota que sufrió en el mismo escenario el año pasado ante Serena Williams y cicatrizar con un título la lesión de hombro que vulgarizó su juego el curso pasado.

"En Roland Garros", recordó ayer Ivanovic; "me lo tomé todo partido a partido. Luego, en la final, pensé 'Dios mío, quizás pueda ganar un Grand Slam'. Empecé a pensar muy emocionalmente. Fue muy aplastante. La atmósfera, todo, era demasiado grande para mí en ese momento", continuó la serbia. "Espero que ahora pueda reaccionar mejor. Las emociones no son malas. Son lo que me han llevado hasta donde estoy. Lo importante es aprender a hacerlas funcionar a tu favor en lugar de en tu contra", añadió. "He aprendido eso trabajando muy duro: antes, si cometía unos pocos fallos, solía decepcionarme mucho y meterme en una mala dinámica. Ahora puedo controlar mis emociones y dirigirlas de una forma positiva", cerró.

Sharapova, por su parte, recordó los malos momentos pasados con su lesión en el hombro. "Fue frustrante pero una gran aprendizaje", dijo. "No abandonar me ha hecho más fuerte. A veces, cuando estás sana, olvidas lo afortunada que eres. Las lesiones te dejan sentada en casa. Eso es terrible. Y pone muchas cosas en perspectiva", añadió la rusa. "Sé qué tenis soy capaz de producir. Lo he demostrado antes. He ganado dos torneos del Grand Slam. He sido número uno. Y no lo conseguí sólo despertándome y comiendo helados durante todo el día. Sé que soy capaz de conseguir más".

Archivado En