Análisis:A la parrilla

Onomástica azul

No llego a tiempo al reportaje del siempre estimulante Jon Sistiaga: ¡Papi, cómprame un Kaláshnikov!, pero me trae recuerdos alucinados y surrealistas del nombre de una de las calles más populares que vi en una Belfast supuestamente en paz, cuando buscaba con fervor mitómano el lugar de nacimiento de Van Morrison, ese bálsamo de mi corazón. Acompañaba a esa calle un mural sobre los héroes universales de la resistencia, y allí estaban, entre otros, los gudaris nazis de ETA. Qué escalofrío pensar que la ideología de la izquierda, como Dios, Sabino y la ortodoxia mandan, identifique entre ...

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No llego a tiempo al reportaje del siempre estimulante Jon Sistiaga: ¡Papi, cómprame un Kaláshnikov!, pero me trae recuerdos alucinados y surrealistas del nombre de una de las calles más populares que vi en una Belfast supuestamente en paz, cuando buscaba con fervor mitómano el lugar de nacimiento de Van Morrison, ese bálsamo de mi corazón. Acompañaba a esa calle un mural sobre los héroes universales de la resistencia, y allí estaban, entre otros, los gudaris nazis de ETA. Qué escalofrío pensar que la ideología de la izquierda, como Dios, Sabino y la ortodoxia mandan, identifique entre sus esencias esa impresentable, ágrafa, analfabeta, racial y letal escoria.

Leo la reivindicación que hace Juan Cueto, el insuperable inventor de la crítica de televisión en aquella página memorable titulada La cueva del dinosaurio, ese escritor brillante que legitima con su lucidez y su originalidad el territorio de la modernidad, tan frecuentado por los casi siempre mediocres y mentirosos profesionales del simulacro y de las vanguardias, que el que se aburre con la televisión navideña es porque quiere, ya que existen antídotos contra el hastío en televisiones minoritarias (pero hay que soltar la pasta) como Los Soprano y Los Tudor, comparación inexacta para un paladar de gourmet como el suyo.

Como no tengo a mano las televisiones de pago (sigo preguntándome anacrónicamente si es justo o injusto, razonable o absurdo pagar por ver la tele), tengo que sufrir una machacante e insoportable apología en todas las cadenas de los salvadores, progresistas y beatificados 70 años del Rey. También leo la felicitación de Gamoneda: "Si vuestra majestad es feliz, significará que lo somos todos los españoles". Nunca aprecié el sarcasmo en el intenso lirismo del autor de Esta luz. ¿Va en serio, juglar de Zapatero?

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