Reportaje:

La fascinación griega de Karl Lagerfeld

El diseñador exhibe su colección de vasijas de Ciboure

Durante los pasados 15 años, el diseñador Karl Lagerfeld se ha dedicado a coleccionar vasijas, ánforas y jarrones de cerámica art déco que han ocupado un lugar privilegiado en sus mansiones de Biarritz y Hamburgo. Una de sus grandes pasiones es la decoración, que le ha llevado también a adquirir muebles neoclásicos de bronce de principios de siglo pasado que salpicaban sus lujosos salones y sus jardines.

Recientemente, Lagerfeld decidió vender ambas residencias, así que, sabiendo que las dos contenían una impresionante colección de piezas decorativas, le pidió a Pierre Passebon, ...

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Durante los pasados 15 años, el diseñador Karl Lagerfeld se ha dedicado a coleccionar vasijas, ánforas y jarrones de cerámica art déco que han ocupado un lugar privilegiado en sus mansiones de Biarritz y Hamburgo. Una de sus grandes pasiones es la decoración, que le ha llevado también a adquirir muebles neoclásicos de bronce de principios de siglo pasado que salpicaban sus lujosos salones y sus jardines.

Recientemente, Lagerfeld decidió vender ambas residencias, así que, sabiendo que las dos contenían una impresionante colección de piezas decorativas, le pidió a Pierre Passebon, uno de los más célebres decoradores parisienses, que hiciera una selección para poder exponerlas y venderlas. Ha sido la galería neoyorquina 440 DeLorenzo la escogida para desplegar los tesoros personales de este artista alemán, donde hasta el próximo marzo pueden verse, bajo el título European 20th Century, Greek Revival, casi 200 piezas entre cerámicas de Ciboure, mesas, sillas y una serie de fotografías únicas tomadas por el propio Lagerfeld en las que hombres de torsos desnudos sostienen los jarrones favoritos del diseñador.

En los años veinte, un grupo de tres amigos fundó una alfarería en el pueblo de pescadores de Ciboure, cerca de Biarritz, y comenzaron a producir todo tipo de cerámicas inspiradas en la Grecia antigua. No se trataba de alfareros expertos, así que las primeras tenían bastantes imperfecciones técnicas, aunque también mucho encanto.

Inspiradas en las formas clásicas, las decoraban con escenas mitológicas, efebos, músicos, animales y motivos florales en un momento, tras la I Guerra Mundial, en que el mundo quería olvidar los horrores de la guerra y trataba de buscar nuevos puntos de referencia. Lagerfeld las descubrió al adquirir su casa de Biarritz y comenzó a coleccionarlas. "La Grecia antigua nos ha fascinado durante siglos, y durante siglos ha habido constantes revivals del mundo griego a través de la evolución de gustos y estilos. La Grecia antigua representa la idea de un momento de perfección en la historia de la humanidad donde aún no existían los sentimientos de culpa o pecado. La religión mermó nuestra libertad después con esos sentimientos opresivos y esa moral aburrida. Pero para puritanos como nosotros sólo la belleza clásica puede justificar y excusar el placer", apunta Lagerfeld en el catálogo de la exposición.

Su propia fascinación por ese pasado queda patente en las diferentes fotografías que tomó con modelos desnudos y musculosos emulando a los que los propios griegos utilizaban en sus obras de arte. Esas fotografías se venden ahora en Nueva York por 15.000 euros, mientras que las cerámicas oscilan entre los 2.000 de las más pequeñas y los 15.000 de las más grandes.

Vasijas de cerámica de Ciboure y fotografías de Karl Lagerfeld, en la galería 440 DeLorenzo.B. C.

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