El provecho de una buena idea

Si una serie funciona, ¿por qué no separar una de sus tramas para multiplicar el éxito? Así nacieron los spin-off, ficciones derivadas de otras. Del bar bostoniano de Cheers salió uno de los psiquiatras radiofónicos más famosos del mundo, Frasier Crane. Este caso es la excepción a aquella norma que dice que segundas partes nunca fueron buenas. Al menos para el jurado de los Emmy: la original ganó hasta 26 estatuillas, 11 menos que las recogidas por Frasier.

Melrose Place inauguró la fiebre de los spin-off para adolescentes cuando se estrenó, en 1992, ...

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Si una serie funciona, ¿por qué no separar una de sus tramas para multiplicar el éxito? Así nacieron los spin-off, ficciones derivadas de otras. Del bar bostoniano de Cheers salió uno de los psiquiatras radiofónicos más famosos del mundo, Frasier Crane. Este caso es la excepción a aquella norma que dice que segundas partes nunca fueron buenas. Al menos para el jurado de los Emmy: la original ganó hasta 26 estatuillas, 11 menos que las recogidas por Frasier.

Melrose Place inauguró la fiebre de los spin-off para adolescentes cuando se estrenó, en 1992, a partir de un secundario de Sensación de vivir. La princesa rubia Kelly Taylor (Jennie Garth) se enamoró brevemente de un carpintero, Jake Hanson (Grant Show), que se instalaría en el bloque de apartamentos administrados por la siniestra Amanda (Heather Locklear). La serie duró siete temporadas.

No le fue tan bien a Joey Tribiani (Matt LeBlanc) cuando se mudó del Nueva York de Friends a Los Ángeles para seguir con su carrera de actor. Estrenada en 2004, Joey duró sólo dos temporadas y obtuvo una audiencia a mucha distancia de su predecesora: 4 millones frente al hito de 52 millones del episodio final de Friends. Joey no pudo sobrevivir sin sus amigos.

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