Taconazo del Getafe

Michael Laudrup no se cansa de repetir que la Copa de la UEFA debe ser una competición que el Getafe se tome como un premio. Disfrutar de la experiencia, jugar sin presión y poner en práctica las buenas intenciones con las que el técnico danés instruye a su equipo. Pero partidos como el de ayer deben servir además para que los jugadores asienten los principios sobre los que se basa este proyecto. Convencerse de que el camino escogido es el adecuado y ver que su apuesta por un fútbol atractivo comienza a ser recompensada.

Porque el Tottenham, pese a que vive con ansiedad una situación mu...

Michael Laudrup no se cansa de repetir que la Copa de la UEFA debe ser una competición que el Getafe se tome como un premio. Disfrutar de la experiencia, jugar sin presión y poner en práctica las buenas intenciones con las que el técnico danés instruye a su equipo. Pero partidos como el de ayer deben servir además para que los jugadores asienten los principios sobre los que se basa este proyecto. Convencerse de que el camino escogido es el adecuado y ver que su apuesta por un fútbol atractivo comienza a ser recompensada.

Porque el Tottenham, pese a que vive con ansiedad una situación muy similar a la del conjunto madrileño -también ocupa una plaza de descenso en su Liga- y a que su entrenador, el holandés Martin Jol, está en el alero, no es un cuadro menor. El rival y el escenario eran, por tanto, de enjundia, pero ni los 125 años de historia de los londinenses ni la tradición de White Hart Lane, un estadio decimonónico, amilanaron al Getafe.

El equipo empieza a saberse la lección de memoria y, pese a que las fichas no eran las habituales -De la Red hacía de Celestini y Braulio de Uche-, la partida se jugó en los términos que gustan a Laudrup. Comenzó haciéndose con el control de la pelota, mimándola. Fútbol de toque frente al juego directo que proponía su contrincante y que tanto gusta en las Islas. De la Red cumplía con solvencia su papel de ancla en el medio del campo y Albín el de falso delantero bajando a la medular para desahogar el juego y descolocar a los centrales ingleses, tan altos como faltos de coordinación.

Pero, en contraposición a su endeble defensa, el Tottenham es un equipo que tiene mucha pegada arriba. Su nómina de delanteros y centrocampistas ofensivos es extensa y de calidad. Berbatov, un búlgaro nominado al Balón de Oro; las internadas por la banda derecha de Lennon y la velocidad de Defoe en punta forman una terna peligrosa y sus fogonazos trajeron de cabeza al Getafe durante todo el partido. En uno de esos latigazos llegó el primer gol. Berbatov ganó la pelota en un centro que la defensa azulona defendió mal, demasiado cerca de su portero. Defoe aprovechó para fusilar a Ustari. Le duró poco la alegría a los ingleses porque en la siguiente jugada el Getafe devolvió el golpe. Una falta sacada por Granero se convirtió en el empate ante la inoperancia de los centrales adversarios. El intento de remate de De la Red, que no llegó a impactar la pelota, fue suficiente.

Reconducido el guión tras el susto inicial, el Getafe se recompuso. El partido transcurría entre el ejercicio de estilo que proponía el equipo de Laudrup y los chispazos del Tottenham. Abbondanzieri, que sustituyó a un lesionado Ustari, se mostró nervioso en un par de salidas y Belenguer y Cata Díaz tuvieron que apagar más de un fuego.

Cuando parecía que el cansancio comenzaba a hacer mella, los getafenses firmaron, al toque, la mejor jugada del partido, epítome de lo que Laudrup quiere de su plantel. Una acción trenzada, que terminó con Sousa abriendo para Cortés, el lateral, que centró hacia Braulio. El ex del Atlético culminó con un gran taconazo la acción. Toda una declaración de intenciones que los getafenses quieren hacer cristalizar también en la Liga.