Un circuito marcado por el destino

Algunas personas parecen marcadas por su destino. En el caso del circuito de Monte Fuji ocurre algo similar. Las leyendas que envuelven esta enigmática y emblemática montaña japonesa parecieron encontrar su forma más trágica en las dos únicas carreras de fórmula 1 que se han disputado en este trazado. Fue en 1976 y 1977. Y los dos años ocurrieron cosas espectaculares que rompieron el curso normal de los acontecimientos.

En 1976, James Hunt y Niki Lauda se disputaban el título en aquella última carrera. A pesar de que Lauda había sufrido aquel año el peor accidente de su vida en Nurburgr...

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Algunas personas parecen marcadas por su destino. En el caso del circuito de Monte Fuji ocurre algo similar. Las leyendas que envuelven esta enigmática y emblemática montaña japonesa parecieron encontrar su forma más trágica en las dos únicas carreras de fórmula 1 que se han disputado en este trazado. Fue en 1976 y 1977. Y los dos años ocurrieron cosas espectaculares que rompieron el curso normal de los acontecimientos.

En 1976, James Hunt y Niki Lauda se disputaban el título en aquella última carrera. A pesar de que Lauda había sufrido aquel año el peor accidente de su vida en Nurburgring, del que salió con numerosas quemaduras y la cara desfigurada, y se había perdido varias carreras, el austriaco llegó a Fuji con tres puntos de ventaja sobre su único rival para el título, Hunt. La carrera comenzó con lluvia y con Hunt cogiendo el liderato. La pista quedó inundada y apenas había visibilidad. Tras tres vueltas, Lauda decidió retirarse. "No puedo continuar", dijo. "Si alguien quiere decir que tengo miedo, tiene razón. Mi vida vale mucho más que un título".

Lauda se limitó a ver la carrera y sufrir. Hunt necesitaba acabar cuarto, pero perdió el liderato cuando fue superado por Depailler en la 61ª vuelta y luego por Andretti... lo peor le llegó a sólo cuatro vueltas del final. Tenía los neumáticos tan deteriorados que tuvo que entrar en boxes a cambiarlos. Salió quinto y con el título muy comprometido. Necesitaba acabar cuarto. Y tuvo que lanzar un ataque a tumba abierta. Quedó tercero y se adjudicó su único título mundial.

En 1977, la nueva estrella de Ferrari, Gilles Villeneuve, se pasó de frenada al final de recta y colisionó por detrás con Ronnie Peterson. Fue una desgracia, porque el Ferrari pareció despegar y sobrevoló la valla protectora hasta caer sobre un grupo de comisarios de pista y fotógrafos. Dos de ellos murieron y otros nueve resultaron heridos. La victoria fue para James Hunt, aunque en aquella ocasión no pudo impedir que el título cayera en manos de Niki Lauda que no había corrido. Fue la última carrera en Fuji. Hasta que el domingo, con un circuito totalmente remodelado, la F-1 pisará de nuevo el asfalto que transcurre al pie de la legendaria montaña japonesa.

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