Reportaje:Fútbol | El Sevilla, campeón de la Supercopa

"Para jugar bien todavía nos falta mucho"

Saviola y sus compañeros reconocen su inferioridad ante el cuadro sevillista

Hubo fiesta sevillista en el césped y velorio en el vestuario madridista. Los jugadores de Bernd Schuster se ducharon y se fueron rápidamente y sin decir nada en la mayoría de los casos. Saviola, ayer suplente, fue el primer portavoz de la plantilla del Madrid en una noche difícil. Desde la primavera de 2001 el equipo no sufría cinco goles en el Bernabéu. El argentino hizo un esfuerzo para hablar en nombre de unos compañeros que conoce desde hace sólo un mes. "Tenemos que cambiar de filosofía", dijo; "y tenemos que hacerlo rápido porque nos quedan sólo unos días para recibir al Atlético".
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Hubo fiesta sevillista en el césped y velorio en el vestuario madridista. Los jugadores de Bernd Schuster se ducharon y se fueron rápidamente y sin decir nada en la mayoría de los casos. Saviola, ayer suplente, fue el primer portavoz de la plantilla del Madrid en una noche difícil. Desde la primavera de 2001 el equipo no sufría cinco goles en el Bernabéu. El argentino hizo un esfuerzo para hablar en nombre de unos compañeros que conoce desde hace sólo un mes. "Tenemos que cambiar de filosofía", dijo; "y tenemos que hacerlo rápido porque nos quedan sólo unos días para recibir al Atlético".

"Perder por 3-5 era lo mismo que perder por 1-100", añadió Saviola, inexpresivo; "estábamos en desventaja desde la ida y teníamos que salir a arriesgarnos. No nos salió. El Sevilla jugó con mucha contundencia y ahora somos los jugadores los que tenemos que resolver esta situación. Nos falta todavía mucho para jugar bien. Debemos mejorar el funcionamiento colectivo, juntar más las líneas y coordinar los movimientos".

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En el campo, mezclado con el presidente, José María del Nido, y toda la plantilla, el técnico sevillista, Juande Ramos, besó el trofeo plateado de la Supercopa española sin emoción aparente. Era el quinto que besaba en los últimos 15 meses. Tal vez por su carácter manso o quizá porque besar copas es para él una cosa tan rutinaria que ya no hay nada emocionante en ello. Los labios de Juande se posaban contra el espejo de plata sin pasión. Unos 5.000 hinchas del Sevilla cantaban el himno de El Arrebato formando un coro diletante y funcional. El éxito en el Sevilla es tan normal que cada uno interpreta su papel sin sorprenderse. Juande, que ya dijo que no daría permiso a sus jugadores para irse de juerga si ganaban, habló del futuro fríamente: "Esto hay que digerirlo con naturalidad y pensar en las competiciones que tenemos que afrontar en los próximos días [la Liga y la final de la Supercopa de Europa, en Mónaco, ante el Milan]. Lo que ocurre es que jugar cinco finales y ganarlas en 15 meses no entraba en la cabeza ni del más optimista".

El primero en salir del vestuario madridista fue Van Nistelrooy. Saludando, pero sin hablar. Molesto. Le siguió Pepe. El brasileño nacionalizado portugués hizo un partido terrible y, encima, sufre una distensión de ligamentos en una rodilla que le hace dudoso para el sábado. Kanouté le ganó la posición en el cuarto gol, cometió el penalti del tercero y participó en los fracasos de la zaga del Madrid en los dos primeros tantos. "Hoy me ha salido todo mal", se lamentó con una honradez extraña en estos ambientes. "No he estado acertado en las jugadas a balón parado y he cometido un penalti que el árbitro ha pitado bien. He tocado el balón con la mano. Ha sido triste, pero es la realidad. Son cosas que pasan en el fútbol y no hay que derrumbarse por ello", adujo.

Pepe, cuyo fichaje al Oporto costó 30 millones de euros, es la contratación más cara en España este verano. El hombre, que nunca ha sido internacional, carga sobre su espalda una losa incómoda. Ayer intentó sacar el balón jugado alternando aciertos con errores. Tuvo aplomo al principio, pero fue perdiendo la calma. "Yo estoy tranquilo", dijo el central al salir de la ducha; "sé mi valor. Tengo voluntad de poder vencer en el Madrid y trabajaré mucho para poder establecerme en este equipo. Desgraciadamente, cometimos errores de marcaje. No pudimos defendernos bien a balón parado. Las jugadas de este tipo son las más difíciles de ajustar para una defensa y no hemos estado acertado en el primer gol, que ha llegado tras un lanzamiento de falta. Después he cometido el penalti. Una pena".

Baptista fue otro que puso el rostro en una velada en la que la mayoría de sus colegas derrotados huyeron por las puertas más ocultas. "Tenemos que tratar de mejorar muchas cosas", dijo el brasileño. "Será cuestión de entrenamientos y de muchos partidos. El Sevilla es un equipo mucho más rodado y se ha notado. El objetivo es que nos conjuntemos como equipo, que seamos más fuertes y que juguemos con más garra en la defensa".

Casillas, cariacontecido tras uno de los goles del Sevilla.CLAUDIO ÁLVAREZ

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