Sneijder no basta

Los organizadores del Carranza abandonaron el palco para predicar una lección de historia en el graderío. "Este es el trofeo de la ciudad más antigua de Occidente", repetían. "¡La gente no lo sabe!". No lo saben los visitantes. Lo sabe la chirigota, que corea que Cádiz lleva "tres mil años de luz y pagando todos los meses".

Los organizadores del Carranza abandonaron el palco para predicar una lección de historia en el graderío. "Este es el trofeo de la ciudad más antigua de Occidente", repetían. "¡La gente no lo sabe!". No lo saben los visitantes. Lo sabe la chirigota, que corea que Cád...

Los organizadores del Carranza abandonaron el palco para predicar una lección de historia en el graderío. "Este es el trofeo de la ciudad más antigua de Occidente", repetían. "¡La gente no lo sabe!". No lo saben los visitantes. Lo sabe la chirigota, que corea que Cádiz lleva "tres mil años de luz y pagando todos los meses".

Los organizadores del Carranza abandonaron el palco para predicar una lección de historia en el graderío. "Este es el trofeo de la ciudad más antigua de Occidente", repetían. "¡La gente no lo sabe!". No lo saben los visitantes. Lo sabe la chirigota, que corea que Cádiz lleva "tres mil años de luz y pagando todos los meses". Hay conocimientos que, dependiendo del lugar, son del dominio público. En el Bernabéu, por ejemplo, sabían desde que se fue Zidane que necesitaban un media punta. Capello, que vino de Turín, lo pasó por alto el año pasado. Schuster lo recordó este verano. Ayer debutó. Se trata de Wesley Sneijder, y es la clase de jugador que aclara el panorama a sus compañeros. Algo imprescindible. Pero no siempre suficiente. Ayer no fue suficiente para dotar al Madrid de contundencia en los metros finales. Lo aprovechó el Betis en una falta directa lanzada por Caffa. El gol, un tiro en la escuadra, dejó al Madrid fuera de la final del Carranza en el minuto 92 del partido.

Sneijder desembrolló el juego del Madrid porque se ofreció siempre en el lugar adecuado, se le vio mentalmente rápido, y fue capaz de dominar la situación de sus compañeros con el rabillo del ojo. Su desenvoltura para soltar pases de todos los colores, un marchamo del Ajax, completó la misión en una tarde de experimentación. El partido, un amistoso de mediados de agosto, no sirve para emitir dictámenes definitivos. Pero el Madrid puede congratularse de haber fichado a un jugador útil. Uno que, además de servir para jugar bien, puede contribuir a dar el giro a hacia un estilo más sutil de juego. Schuster lo agradecerá, pues dice que firmó para eso.

El Betis dio guerra con dos planes. Héctor Cúper dio orden de esperar en campo propio en la primera parte, y en la segunda mandó a presionar la salida del balón del Madrid. La primera táctica liberó a Gago de la clase de hostigamiento que sufrió en Sevilla la semana pasada. Con espacios por delante, el argentino movió el balón a gran velocidad. Sneijder y Drenthe bajaron a ayudarle y juntos dieron volumen al juego del Madrid. La asociación alimenta buenas perspectivas. Pero ayer no fue suficiente para desequilibrar al Betis. Con o sin la pelota, el equipo sevillano fue un incordio para su adversario. Cuando Schuster quitó a Van Nistelrooy, en la segunda parte, se reveló una realidad difícil de disimular: sin su punta, el Madrid pierde referencias y espacios.

La ausencia de Van Nistelrooy liberó al Betis, que se atrevió a achicar más el campo. Juanito adelantó la línea de presión y el Madrid perdió la pelota por un buen rato. Suficiente para que Casillas se viera obligado a parar tres balones de gol. Fernando hizo dos veces seguidas, con dos remates a los ángulos, algo que todo el Madrid no fue capaz de conseguir en el partido entero. Aunque generalmente llevó la iniciativa, el Madrid nunca hizo nada por elevar la adrenalina de Ricardo. Ni un tiro entre los tres palos.

Ante un Madrid inocuo, el Betis fue ganando terreno. Completó su cruzada en el último minuto del partido. Con un gol de tiro libre. Un recurso que, precisamente, caracterizó al Madrid de las últimas temporadas. Hoy lo ha perdido.