ECOLOGÍA

PVC reencarnado

En una vida anterior, estos bolsos colgaban de farolas. Anunciaban, por ejemplo, una muestra sobre el mundo de Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas. O un concierto, una obra de teatro. Siempre en Barcelona. En 1999, un par de arquitectas colombianas, Liliana Andrade y Marcela Manrique, vieron a un chico que las desmontaba. Le pidieron que les diera una. "La banderola rondó por casa un tiempo. Un día, en el cumpleaños de Liliana, decidí usar la banderola para hacer un bolso y regalárselo. Fue un éxito", cuenta Manrique. Más tarde se enteraron de que, desde los Juegos Olímpicos, la...

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En una vida anterior, estos bolsos colgaban de farolas. Anunciaban, por ejemplo, una muestra sobre el mundo de Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas. O un concierto, una obra de teatro. Siempre en Barcelona. En 1999, un par de arquitectas colombianas, Liliana Andrade y Marcela Manrique, vieron a un chico que las desmontaba. Le pidieron que les diera una. "La banderola rondó por casa un tiempo. Un día, en el cumpleaños de Liliana, decidí usar la banderola para hacer un bolso y regalárselo. Fue un éxito", cuenta Manrique. Más tarde se enteraron de que, desde los Juegos Olímpicos, las banderolas se habían ido almacenando, y había miles, sin que nadie supiera qué hacer con ellas. El PVC no se recicla. No se puede quemar porque es tóxico. Tiene una larga vida y es muy resistente. Sólo se puede reutilizar. Aquí empieza Demano. "Habría que buscar alternativas al PVC en banderolas", opina Manrique. Ahora, además de bolsos, diseñan agendas, lápices y otros objetos en Italia, Portugal o Bélgica.

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