Análisis:A LA PARRILLA

Cámaras

El martes se produjo una confluencia de reflexiones sobre la cámara. En Camera café (Tele 5), los oficinistas más populares de España seguían expresándose bajo los efectos de la cafeína y mostrando, a través de una única cámara, su administrativo rencor existencial. Mientras tanto, en La 2, Documentos TV emitía 'Nos vigilan', un reportaje sobre los avances tecnológicos destinados a controlar nuestros movimientos. Después de los atentados más mediáticos de la última década, los gobiernos invierten en redes de control visual. Miles de webcams repartidas por Nueva York permit...

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El martes se produjo una confluencia de reflexiones sobre la cámara. En Camera café (Tele 5), los oficinistas más populares de España seguían expresándose bajo los efectos de la cafeína y mostrando, a través de una única cámara, su administrativo rencor existencial. Mientras tanto, en La 2, Documentos TV emitía 'Nos vigilan', un reportaje sobre los avances tecnológicos destinados a controlar nuestros movimientos. Después de los atentados más mediáticos de la última década, los gobiernos invierten en redes de control visual. Miles de webcams repartidas por Nueva York permiten localizar a un delincuente, y en los aeropuertos saudíes se controla a los más buscados instalando sistemas de reconocimiento de iris basados en complejos esquemas algorítmicos. En principio se pretende preservar la seguridad, pero, en ocasiones, las cámaras se limitan a filmar a una pareja dándose el lote en una azotea, lo cual supone una invasión flagrante, y por desgracia cada vez más tolerada, de la intimidad. En pocos años, el famoso equilibrio entre seguridad y privacidad ha sido dinamitado y el terror le ha ganado la batalla a los principios. Cuando sirven para detener a un terrorista, las cámaras son aliadas, pero se transforman en enemigas cuando violan las fronteras personales.

El documental también nos mostró a helicópteros invisibles que rastrean el cielo de Nueva York utilizando una cámara de infrarrojos que todo lo ve. Además de cámaras y reconocimientos del iris, también se habló de esos clubes que implantan chips de identificación entre su clientela (una moda que llegó a España hace un par de veranos), lo cual les permite pedir copas, comida y otros servicios sin necesidad de sacar la cartera y proporciona la sensación de estar más a la última que los más sofisticados del lugar.

Y en Sé lo que hicisteis la última semana (La Sexta) volvimos a ver cómo una cámara puede servir para algo tan interesante como filmar cualquier movimiento que se produce delante de la casa de la Pantoja. Tanta tecnología para eso: qué desperdicio.

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