Necrológica:

Freddie Francis, cineasta británico

Destacó como director de fotografía y realizador de filmes de terror

Freddie Francis, con su trabajo con la cámara cosechó dos oscars -en 1960, por Sons and lovers, de Jack Cardiff, y, en 1989, por Tiempos de gloria, de Edward Zwick- y colaboró con los grandes cineastas de un par de generaciones, desde John Huston a Karel Reisz, Martin Scorsese y David Lynch. Entre sus propias realizaciones, a partir de 1962, firmó clásicos de terror como La maldición de la calavera y The Creeping Flesh antes de retornar a su oficio favorito detrás de la cámara.

El celuloide en blanco y negro era su medio indiscutible y, como señaló en ...

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Freddie Francis, con su trabajo con la cámara cosechó dos oscars -en 1960, por Sons and lovers, de Jack Cardiff, y, en 1989, por Tiempos de gloria, de Edward Zwick- y colaboró con los grandes cineastas de un par de generaciones, desde John Huston a Karel Reisz, Martin Scorsese y David Lynch. Entre sus propias realizaciones, a partir de 1962, firmó clásicos de terror como La maldición de la calavera y The Creeping Flesh antes de retornar a su oficio favorito detrás de la cámara.

El celuloide en blanco y negro era su medio indiscutible y, como señaló en alguna ocasión, incluso cuando operaba en color, él prefería "pensar en términos de luz y sombra más que en el color". Consideraba entre sus grandes maestros al cámara Freddie Young y a los directores John Huston y Michael Powell.

Nacido en Londres, el 22 de diciembre de 1917, Francis estudió ingeniería antes de entusiasmarse por el mundo del cine. Hizo prácticas en un estudio de fotografía y encontró trabajo, manejando la claqueta, en los famosos estudios Elstree, a las afueras de la capital británica. Fue escalando puestos y la productora Gaumont le contrató como asistente de cámara. Trabajó con John Huston en Moulin Rouge y con otros realizadores hasta que, en 1956, se estrenó en dirección de fotografía con A hill in Korea, de Julian Amyes, y con un novel Michael Caine entre el reparto.

A partir de este debú, los títulos se sucedieron uno tras otro -Time without pity, de Joseph Losey; Un lugar en la cumbre y Los inocentes, ambas de Jack Clayton; Sábado noche, domingo mañana, de Karel Reiszc- culminando en el Oscar a la mejor fotografía por Sons and lovers.

Comenzaba la década de los sesenta y Francis decidió dar el salto a la realización cinematográfica. Triunfó con una producción de Hamer, Paranoiac, pero el éxito provocó, según señala Sheila Whitaker en su obituario para el diario The Guardian, que los estudios encasillaran al novel director en el cine de terror, un género por el que no sentía "particular afinidad". No obstante, dejó su marca e influencia en una serie de filmes, entre ellos, La maldición de la calavera, The Psicopata y The Creeping Flesh, con Peter Cushing y Christopher Lee entre los protagonistas.

En 1980 recuperó la cámara para filmar, de nuevo en blanco y negro, El hombre elefante con David Lynch. Con Reisz, rodó La mujer del teniente francés, y por su trabajo en Tiempos de gloria, de Edward Zwick, obtuvo su segundo Oscar en 1989. Scorsese recabó sus servicios en El cabo del miedo y, diez años más tarde, Lynch volvió a cederle la cámara en su deliciosa The Straight Story.

Un comentario de Francis, recordado en su despedida por Whitaker, antigua directora del Festival Internacional de Cine de Londres, resume la clave del trabajo del célebre director de fotografía: "Cualquier persona puede fotografiar una película. A mí me seduce el reto de crear un ambiente y el cuadro perfecto para el director".

Freddie Francis durante uno de sus rodajes.

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