Análisis:A LA PARRILLA

Tele come tele

Cuando sólo existían las dos cadenas de TVE, bajar al bar o la cafetería del barrio significaba simplemente continuar las conversaciones y comentarios que se habían tenido en el salón de casa, ante el televisor. No había ni que mencionar el origen. Todos habían visto lo mismo. Hoy está empezando a suceder otro tanto. Pese a la cantidad y diversidad de canales y programas que hay se está abusando tanto de las citas de unos a otros que da la impresión de que todos hemos visto los mismos gazapos, las mismas trifulcas, semejantes improperios. Porque lo que se busca y se encuentra en los programas ...

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Cuando sólo existían las dos cadenas de TVE, bajar al bar o la cafetería del barrio significaba simplemente continuar las conversaciones y comentarios que se habían tenido en el salón de casa, ante el televisor. No había ni que mencionar el origen. Todos habían visto lo mismo. Hoy está empezando a suceder otro tanto. Pese a la cantidad y diversidad de canales y programas que hay se está abusando tanto de las citas de unos a otros que da la impresión de que todos hemos visto los mismos gazapos, las mismas trifulcas, semejantes improperios. Porque lo que se busca y se encuentra en los programas de zapeo son los fragmentos escogidos de todo lo risible o escandaloso de los otros programas. Tele come tele. Un recurso que utilizan El intermedio y Sé lo que hicisteis la última semana (La Sexta), El zapping de Surferos (Cuatro) o Caiga quien caiga (Tele 5), y muchos otros.

Para la sobremesa, Antena 3 ha ideado ahora Cafetería Manhattan, donde se echa mano tanto del zapeo y de las noticias frescas del día como de las comedias de situación. El plantel de personajes abarca buena parte de los tópicos de la barra de bar: el taxista, el poli, vagos de diferentes edades y desocupaciones, chicas guapas con problemas, la camarera de carácter, los dueños endeudados.

El televisor es el hilo conductor. Se comentan noticias del corazón, política, deportes, anécdotas. Se comenta también la prensa impresa, mostrando la portada del día, como los secuestrados. Hasta se hace publicidad de otros programas de la cadena. Un poco batiburrillo. Los personajes son también los improvisados y domésticos tertulianos de la actualidad. Una actualidad llevada a la altura de la calle y de la parodia. Por momentos los personajes parecen más reales que las noticias que comentan. Demasiado reales, a veces. Pero bueno, así es el costumbrismo.

Según la productora, la serie se termina de grabar dos horas antes de su emisión. Una exigencia arriesgada. La realidad suele jugar malas pasadas a los productos de la imaginación. Sobre todo para una ficción que cada día se convierte en un periódico de ayer.

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