Reportaje:Motociclismo

Max ha vuelto

Biaggi, archienemigo de Rossi en MotoGP, se luce en Superbikes tras un año de penurias

Alejado miles de kilómetros de Jerez, donde Valentino Rossi fulminó ayer el récord del circuito andaluz y se llevó el descapotable que se ofrecía al más rápido a una vuelta, Max Biaggi, su archienemigo íntimo en el Mundial de MotoGP, se despojó el sábado, en Qatar, de una descomunal losa que le martirizaba desde hace más de un año. Mientras Il Dottore ajustaba su Yamaha en los últimos entrenamientos oficiales de MotoGP antes de que el Mundial comience, el próximo día 10, también en Qatar, Biaggi se alistó en su primera carrera del Mundial de Superbikes. Y ganó. Demostró en el circuito d...

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Alejado miles de kilómetros de Jerez, donde Valentino Rossi fulminó ayer el récord del circuito andaluz y se llevó el descapotable que se ofrecía al más rápido a una vuelta, Max Biaggi, su archienemigo íntimo en el Mundial de MotoGP, se despojó el sábado, en Qatar, de una descomunal losa que le martirizaba desde hace más de un año. Mientras Il Dottore ajustaba su Yamaha en los últimos entrenamientos oficiales de MotoGP antes de que el Mundial comience, el próximo día 10, también en Qatar, Biaggi se alistó en su primera carrera del Mundial de Superbikes. Y ganó. Demostró en el circuito de Losail, a las afueras de Doha, que ha vuelto y, además, a lo grande. Cruzada la meta encaramado a su nueva moto, una Suzuki GSX-R de 1.000cc mucho más dócil que cualquier prototipo de las que se baten en MotoGP, la agitación le venció y, como dominado por una fuerza sobrenatural, completamente fuera de sí, lanzó una sucesión de puñetazos al viento y braceó enérgicamente. Cuando entró en el corralito aguardó unos segundos encima de la moto, la número 3, con la visera negra del casco cerrada. Lloraba. Esta reacción no es más que la eclosión de un proceso que casi termina por desquiciarle y del que, al menos de momento, parece haberse restablecido. En la segunda manga terminó segundo, lo que le valió para colocarse al frente de la clasificación general, con los mismos puntos (45) que el británico James Toseland, ex campeón del mundo en 2004 y que ganó la carrera que cerró la jornada. La cuestión es que Toseland y las Superbikes se parecen a Rossi y la MotoGP lo que un huevo a una castaña. Y los palos que se reparten en el campeonato más elitista del motociclismo mundial raramente ocurren en el certamen de las motos de calle. Al menos, hasta la llegada de Biaggi, muy elogiada por la organización porque dotará al torneo de una calidad y un glamour que le irán de perlas.

"Valentino tiene diez centímetros más que yo, pero carece del acento romano"

Las eternas grescas entre Rossi y Biaggi se sucedieron en los seis años que compartieron la parrilla de la categoría pesada. Aunque las reyertas vivieron el episodio más caldeado en 2001, el año en que Valentino conquistó su primer título mundial de 500cc. Ocurrió en el corto trayecto hasta el podio tras el Gran Premio de Cataluña, en Montmeló, cuando, ambos [Rossi ganó por delante de Biaggi] se liaron a puñetazos tras arrearse una serie de empujones e insultarse. "¿Qué haces, idiota?", le dijo Rossi a su compatriota según delataron las únicas imágenes que captaron las cámaras de televisión. En el cajón ni se miraron y, más tarde, ya en la rueda de prensa, desmintieron la trifulca por más que un corte en el labio de Biaggi ofrecía dudas al respecto.

La arrolladora preeminencia que exhibió Vale a partir de entonces eclipsó, malhumoró y hundió al corredor romano, cuya vanidad quedó herida de muerte. Con la marcha del motociclista de Tavullia a Yamaha, en 2004, Honda pensó en su más fiel enemigo como medida de choque para recuperar el título. No sirvió para nada. Entrampado en una maraña técnica y tras proclamar pestes de la fábrica más poderosa del paddock , la cúpula directiva de las motos del ala dorada vetó a Biaggi y prometió que nunca volvería a pilotar una de sus motos. Sumado ello a la elevada nómina que, según él, debía percibir un piloto de su categoría, la negativa de Max a disputar el Mundial de Superbikes por considerarlo menor le llevó el año pasado a ver las carreras cómodamente apoltronado en el sofá de su casa, en Mónaco. Soberbio y arrogante como es, Biaggi tardó en aceptar que él, uno de los mejores pilotos de 250cc de todos los tiempos [mantiene el record de vueltas rápidas (28) y pole positions (33)] no encontrara una moto para exhibir su arte.

Tras aceptar la oferta de Suzuki para competir en el circo de los hermanos Flamini [organizadores del certamen], el altivo piloto transalpino volvió a cruzar la línea de meta antes que ninguno de sus rivales. No lo conseguía desde julio de 2004, cuando lo logró en el circuito de Sachsenring (Alemania). Aunque participe en un campeonato distinto al de Rossi, Biaggi dejó claro hace unos días que aún se acuerda de él. "Sueño con él. Entonces, me despierto y veo que a mi lado está Eleonora [su novia, ex miss Italia], que es un poco más guapa que Valentino. Lo único que tiene él son diez centímetros más que yo. Pero, claro, carece del acento romano", dijo al programa radiofónico Domenica In. Confirmado: a los 35 años, Max ha vuelto.

Max Biaggi, en el podio de Qatar.REUTERS

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