Automovilismo

Dopaje de motores

Las 500 Millas de Daytona de hace una semana fueron una fiesta, especialmente para Kevin Havick, ganador al sprint, viniendo desde atrás, por fuera y por medio morro, del veterano Mark Martin, que no pudo así dedicar el triunfo al Ejército, que le patrocina. Havick, en cambio, lo ganó todo, pues se había impuesto el sábado ya en la Serie B, sobre 300 Millas. En dos días, 1.300 kilómetros. Pero la habitual emoción hasta el mismo final, con un coche volcado e incendiado y tres más fuera de la pista tras el último choque múltiple, tuvo esta vez un prólogo turbio: dopaje de motores y agujer...

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Las 500 Millas de Daytona de hace una semana fueron una fiesta, especialmente para Kevin Havick, ganador al sprint, viniendo desde atrás, por fuera y por medio morro, del veterano Mark Martin, que no pudo así dedicar el triunfo al Ejército, que le patrocina. Havick, en cambio, lo ganó todo, pues se había impuesto el sábado ya en la Serie B, sobre 300 Millas. En dos días, 1.300 kilómetros. Pero la habitual emoción hasta el mismo final, con un coche volcado e incendiado y tres más fuera de la pista tras el último choque múltiple, tuvo esta vez un prólogo turbio: dopaje de motores y agujeros aerodinámicos.

Daytona fue toda la semana la fiesta de la NASCAR y el comienzo de la temporada en el emblemático circuito de la ciudad de la costa atlántica medio floridana contaba esta vez con el atractivo debú de Toyota frente a las tradicionales marcas estadounidenses Chevrolet, Dodge y Ford. Las carreras que más dinero mueven en el país lucían sus mejores galas, pero los comisarios encontraron trampas en varias escuderías y la peor en la debutante japonesa, que se ha dado un gran batacazo cuando amenazaba ser el coco de los coches de choque. Gran decepción.

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El martes se castigó a dos jefes de equipo con cuatro carreras de suspensión y 50.000 dólares de multa al encontrar los inspectores agujeros cerca de las ruedas traseras que permitían un mayor aerodinamismo a los coches. La mitad, dos carreras y 25.000 dólares, fue la pena para otros dos jefes de escuderías por usar tornillos de sujeción en la parte trasera, también con orificios y efectos aerodinámicos.

Pero lo peor llegó el miércoles, cuando fueron expulsados David Hyder, jefe, y Bobby Kennedy, director de competición, de Michael Waltrip, dos veces ganador de las 500 Millas. El equipo fue multado con 100.000 dólares. Se detectó en una pieza del motor de su Toyota Camry una sustancia aún no determinada, blanquecina, casi transparente, como vaselina, que mejoraría la combustión de la gasolina. Se le permitió cambiar la pieza y el frasco B volvió a dar positivo. Waltrip, que como los otros pilotos implicados también sufrirá una sanción de puntos, no encontró palabras para disculparse, avergonzado por no haberse enterado de la manipulación.

El coche ha ido a Concord (Carolina del Norte), al Centro de Investigación y Desarrollo de la NASCAR, para ser estudiado a fondo. La historia tal vez no ha concluido ni para la NASCAR ni para Toyota, aunque quizá por ser una estrella veterana a Waltrip le dejaron participar en las clasificaciones con el Camry reserva. Pero en la carrera sólo acabó el 30°. El mejor toyota fue el de Dale Jarreth, otro ex campeón, 23°. Los dos por detrás de Montoya, aunque lo peor había estado entre bambalinas. Jim Aust, vicepresidente de Toyota Racing Development, declaró: "Ha sido una pesadilla. Habíamos esperado muchos años esta semana para debutar. Pero empezar así quita todo el glamour y la felicidad".

Brian France, presidente de la NASCAR, afirmó que no se condenaba a nadie a la silla eléctrica, pero que la limpieza debía imperar. Robin Pemberton, vicepresidente de la competición, fue más contundente: "Ha sido la trampa más descarada en mucho tiempo. Un insulto".

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