Análisis:A LA PARRILLA

Desastres

A nivel televisivo, estos días nos deparan algunas sorpresas. El Primer Trofeo Agility que emitió Cuatro, por ejemplo, nos permitió descubrir un mundo en el que los perros demuestran tener una habilidad parecida a la de algunos caballos y resultan más amenos que el enésimo Especial Raphael (TVE) navideño. El Agility también fue la excusa para volver a ver a Flora Saura, castigada por un cámara que la obligaba a agacharse y moverse cual Golum, entrevistando a los dueños de los perros. Saura tiene un rostro y una expresión tan telegénicos que, dirigida con criterio, merecería tener más pr...

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A nivel televisivo, estos días nos deparan algunas sorpresas. El Primer Trofeo Agility que emitió Cuatro, por ejemplo, nos permitió descubrir un mundo en el que los perros demuestran tener una habilidad parecida a la de algunos caballos y resultan más amenos que el enésimo Especial Raphael (TVE) navideño. El Agility también fue la excusa para volver a ver a Flora Saura, castigada por un cámara que la obligaba a agacharse y moverse cual Golum, entrevistando a los dueños de los perros. Saura tiene un rostro y una expresión tan telegénicos que, dirigida con criterio, merecería tener más presencia en pantalla.

Antena 3, en cambio, optó por emitir Tsunami, una honesta reconstrucción de los desastres provocados por el tsunami de hace dos años en la costa tailandesa. La ficción intenta ser fiel a la realidad y en lugar de especular sobre hipótesis catastrofistas de ciencia-ficción, como tanto le gusta hacer a Hollywood, trata una tragedia reciente sobre la vulnerabilidad y la capacidad de supervivencia. La angustia se entremezcla con las listas de perdidos, encontrados y fallecidos, y la ficción, con sus personajes inspirados en testigos y víctimas reales, pone cara a los que, hace dos años, salían en los documentales y noticiarios. Uno de los personajes dice: "Le llaman desastre natural, pero no sé qué tiene de natural algo que pone el mundo del revés". Ricos, pobres, indígenas, turistas, cooperantes, periodistas, diplomáticos, meteorólogos que advirtieron de la posibilidad de la ola destructora, políticos que hicieron oídos sordos, buitres especuladores, todos los destinos confluyen en una trama en la que la esperanza se ve permanentemente desmentida por la crueldad, individual y colectiva, del desastre. Tsunami tiene una interpretación, dirección y producción dignísimas y, aunque, produce cierto pudor entretenerse con sus valores televisivos teniendo en cuenta su terrible argumento, denuncia y retrata parte de las contradicciones y sentimientos de impotencia que confluyen en una situación así.

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