Análisis:A LA PARRILLA

Cinco señoras

Ayer Susanna Griso entrevistó a Ana Botella (Espejo público, Antena 3) en un tono suave, aunque se permitió algún guiño policial como cuando, al preguntarle si Aznar la ayudaba en casa, se le escapó un: "Confiese". Un poco más tarde, en El programa de Ana Rosa (Tele 5), el ex presidente Aznar fue recibido en audiencia por una complaciente Quintana y recuperamos su presencia de joven abuelo melenudo y neoliberal, destilando su extravagante simpatía y hablando de los peligros que supone recorrer los intransitables caminos del terrorismo. En Sexto sentido (La Sexta), por otra...

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Ayer Susanna Griso entrevistó a Ana Botella (Espejo público, Antena 3) en un tono suave, aunque se permitió algún guiño policial como cuando, al preguntarle si Aznar la ayudaba en casa, se le escapó un: "Confiese". Un poco más tarde, en El programa de Ana Rosa (Tele 5), el ex presidente Aznar fue recibido en audiencia por una complaciente Quintana y recuperamos su presencia de joven abuelo melenudo y neoliberal, destilando su extravagante simpatía y hablando de los peligros que supone recorrer los intransitables caminos del terrorismo. En Sexto sentido (La Sexta), por otra parte, el tono con el que se trata a los invitados es tan cordial que parece que entrevistadoras y entrevistados vengan de tomarse unas copas juntos. La presencia de tres periodistas como Helena Resano, Mamen Mendizábal y Cristina Villanueva reparte juego pero, en lugar de sumar, dispersa. No deja de ser un despilfarro que impacta al principio, pero que no supera las expectativas que despierta (lo mismo ocurría en un viejo programa de TV-3 llamado Tres senyores i un senyor, en el que también intervenía Griso). La fórmula, no obstante, constituye una apuesta que tiene la particularidad de ser desacomplejadamente progresista, trufada de opinión, lo cual convierte Sexto sentido en un sentido alternativo, unidireccional y subjetivo.

La dispersión también permite al espectador jugar a las siete diferencias entre entrevistadoras e interpretar sus lenguajes no verbales. Mendizábal, por ejemplo, utiliza el bolígrafo para señalar (como si fuera un dedo) y, a ratos, como batuta. Villanueva también recurre al bolígrafo para resolver el ancestral problema de qué hacer con las manos mientras que Resano se agarra con las dos manos a la mesa y confía en la potencia de su mirada como foco comunicativo para hipnotizar a sus invitados. La misma noche del lunes, a las 22.48, una potentísima pausa publicitaria coincidió simultáneamente en La Primera, Antena 3, Tele 5, La Sexta y Cuatro, y a los que surfeamos sobre la tabla del zapeo generalista y estatal en busca de contenidos nos entró un fugaz ataque de pánico.

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