Reportaje:Fútbol | Internacional

"La aventura de mi vida"

Serra Ferrer, que triunfa ahora en el AEK de Atenas, y otros técnicos españoles consideran muy enriquecedora su experiencia en el extranjero aunque el éxito sea limitado

Trasiego de vasos, gritos para comunicarse, brindis por cualquier motivo... ruido de bar. Es domingo y se respira plena algarabía en el bar Jokin, en el mismo epicentro de Barakaldo (Vizcaya). Pero, de repente, todos se quedan absortos ante el televisor y reina un silencio sepulcral. "¡Pssss!", recrimina la sala a un atrevido que osa hablar. El mismo, atónito, pregunta: "¿Pero qué narices pasa?". El de al lado, un tanto molesto, rezonga: "¿Pero no ves que están hablando del equipo de Javi?". Javi, claro, es Javier Clemente, el seleccionador de Serbia, el hombre que se crió en las inmedi...

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Trasiego de vasos, gritos para comunicarse, brindis por cualquier motivo... ruido de bar. Es domingo y se respira plena algarabía en el bar Jokin, en el mismo epicentro de Barakaldo (Vizcaya). Pero, de repente, todos se quedan absortos ante el televisor y reina un silencio sepulcral. "¡Pssss!", recrimina la sala a un atrevido que osa hablar. El mismo, atónito, pregunta: "¿Pero qué narices pasa?". El de al lado, un tanto molesto, rezonga: "¿Pero no ves que están hablando del equipo de Javi?". Javi, claro, es Javier Clemente, el seleccionador de Serbia, el hombre que se crió en las inmediaciones de la calle de Arrandi, en el epicentro de la localidad. El caso de Clemente no es el único. Son varios los técnicos españoles que dirigen a conjuntos extranjeros. Hasta ahora, eso sí, el balance no es demasiado bueno. Sólo Rafa Benítez, en el Liverpool, inglés, y José Antonio Camacho, en el Benfica, portugués, han durado más de un año en el mismo banquillo. Benítez, además, ganó la Champions en 2005. Empieza a despuntar, sin embargo, Llorenç Serra Ferrer, que dirige al AEK de Atenas, griego, y que, después de vencer al Milan esta semana, ha dejado al equipo a un paso de superar la primera fase de la Liga de Campeones.

Camacho: "Estamos tan preparados como los que más. Triunfar depende de la plantilla y del momento"
Del Bosque: "Pasé de estar en las mismas cuatro paredes de siempre a ver un mundo nuevo"

En 1994, el AEK alcanzó por primera vez en su historia la fase de grupos de la Champions. Doce años y 21 partidos después, el 1 de noviembre, estrenó el casillero de victorias. Fue ante el Lille, francés. "La gente enloqueció de felicidad. Se montó una fiesta que se recordará siempre", cuenta Serra Ferrer. Todos tenían en la mente que el club estaba hace apenas dos años en la más absoluta bancarrota. Pero el ex atlético Nikolaidis tomó las riendas y le ofreció el puesto a Serra Ferrer. "Nuestro destino es romper la hegemonía del Olympiacos y del Panathinaikos", le sugirió a Serra Ferrer. "Una aventura así no me la pierdo por nada", contestó éste. Ésa es, según los técnicos atrevidos, la respuesta adecuada.

Pero abandonar el propio país cuesta lo suyo. "Me apenó dejar a la familia. Pero, profesionalmente, fue magnífico. Pasé de estar en las mismas cuatro paredes de siempre del Madrid a ver un mundo nuevo", dice Vicente del Bosque, que manejó al Besiktas, turco, hace dos cursos. Para aventura, sin embargo, la de Quique Setién, ex jugador del Racing, el Atlético y el Logroñés. Hace poco más de un mes, Antonio Dumas, que entrenaba a Guinea Ecuatorial, se bajó del avión antes de jugar en Camerún porque sus dirigentes le prohibieron inscribir a varios jugadores brasileños. Con urgencias, le dieron a Setién la manija por un día. "Entrené media hora porque en Yaundé, a las cinco de la tarde, ya era de noche. No había nada: ni vestuario ni luz...", recuerda. Ahora, el Logroñés ha firmado un acuerdo de colaboración con la federación de Guinea y Setién, ayudado por el ex futbolista racinguista Esteban Torre, es el nuevo seleccionador.

Hay más casos de técnicos españoles en lugares remotos, como Ricardo Serna, que llevó al Tánger, en Marruecos; Juanma Lillo, que entrenó a los Dorados de México: Pichi Alonso, que prepara al Metalurg Donetsk, en Ucrania, o Boquerón Esteban y Alexanco, que lideraron al Dínamo de Bucarest y al Nacional de Bucarest, en Rumania, respectivamente.

Superada la toma de contacto, Serra Ferrer lo tiene claro. "No se les puede enseñar todo de golpe. Eres tú quien tienes que amoldarte a la cultura, a los jugadores, a los rivales... Es muy divertido. Es como empezar de cero otra vez", relata con los ojos iluminados.

A todos les sorprendió algo. "Cuando ganamos en la primera ronda de la Copa de la UEFA a un equipo noruego de segunda fila [el Bodo Glimt], la afición, con sus gritos, nos hizo salir al campo a saludar", rememora Del Bosque. "Antes de viajar a Camerún, unas 3.000 personas se pusieron a cantar y bailar alrededor del avión. Los pilotos tuvieron que parar los motores. No podíamos despegar", comenta Setién. "Es incomprensible que un presidente tenga más de dos equipos en la misma categoría como ocurría allí", asevera Lillo. "Nunca he estado en un club tan organizado y profesional. Tanto el jugador como el técnico lo teníamos todo", explica Víctor Fernández, que dirigió al Oporto hace dos temporadas. "Pero los campos de Portugal no se llenan cada día ni se hace tanto revuelo", anota Camacho. "A veces se extrañan con algún ejercicio. Por eso me he procurado un intérprete que entiende perfectamente lo que digo", concluye Serra Ferrer.

Víctor Muñoz, ex entrenador del Zaragoza, el Mallorca y el Villarreal entre otros, se sorprendió hace dos meses al descolgar el teléfono de su casa de Barcelona. "¿Ir al Panathinaikos? Sí, claro que me interesa. Es un club que sólo piensa en ganar y que tiene muchas posibilidades", le respondió a su presidente, Argyris Mitsu. Precisamente, los técnicos españoles afirman que el éxito o no en el extranjero es causa directa del potencial del club. "Ganar títulos o triunfar fuera de España depende de la plantilla y del momento que atraviese", razona Camacho. "Hay que ver la calidad del equipo que te dan", apostilla Del Bosque.

Por norma general, sin embargo, el técnico español se ha atragantado en el extranjero. "No ha habido tanto éxito como deseábamos", admite Del Bosque. "El cómputo global no es demasiado bueno. Pero hay de todo", advierte Lillo. "No podemos hacer una valoración porque no tenemos las muestras suficientes", corrige Víctor Muñoz. "La referencia es Benítez. Con él tuvieron paciencia al principio y dieron plena confianza a su proyecto", argumenta Setién. "Rafa es un gran técnico que tuvo la fortuna y el acierto de ganar la Champions. El Liverpool es un equipo con solidez en todo y que, por suerte, le respaldó en todo momento. El resto quizá no hemos tenido ese respaldo", apostilla Serra Ferrer, consciente de todas maneras de que en Anfield se comienza a murmurar de Benítez. "Gané la Intercontinental, la Supercopa, clasifiqué al equipo para los octavos de la Champions y me echaron cuando era líder en la Liga. Pero el juego no era lo bueno que deseábamos", explica Víctor Fernández. "Más que fracaso o éxito, está claro que el entrenador español está preparado porque hay formación", aclara Del Bosque. "Estamos tan preparados como los que más", insiste Camacho.

Irse al extranjero es dar un paso atrás en la carrera, suelen argumentar algunos de los técnicos que rehúsan las ofertas. Volver a entrenar en la Liga española costará más, piensan. Algo que contrasta con los que se han buscado las castañas fuera. Independientemente del éxito, todos destacan su aventura como algo inolvidable. "No creo que vuelva a irme por motivos familiares. Pero marcharme me alimentó y formó de manera enriquecedora", arguye Del Bosque. "Si marcho pensando en volver, ¡menudo negocio! Creo, sinceramente, que ahora soy mejor entrenador", afirma Lillo. "Fue una experiencia magnífica que me curtió como técnico", dice Víctor Fernández. "Animaría a todos a que lo probaran", sugiere Camacho. "Si me ofreciesen un club bueno, no lo dudaría porque creo que te haces mejor entrenador", corrobora Víctor Fernández. Y Serra Ferrer recoge el testigo: "Es la aventura de mi vida".

Todos son técnicos de distinta condición e idea futbolística. Sin otro hilo conductor que su nacionalidad y, por tanto, sin un patrón de juego común que exportar. Pero dieron el paso.

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