Necrológica:

Vladímir Tretchnikoff, pintor

Definía su estilo como "realismo simbólico"

Vladímir Tretchnikoff, uno de los pintores que alcanzó más éxito comercial en vida, falleció el pasado viernes 25 de agosto a los 92 años en Ciudad del Cabo (Suráfrica), donde residió los últimos 60 años.

Autor de retratos realistas como la conocida The Chinese Girl, una de las reproducciones más vendidas del mundo, Tretchnikoff despertó a lo largo de su carrera reacciones opuestas: los críticos tildaron su arte de kitsch, mientras las galerías de todo el mundo y los particulares se disputaban sus obras. Deja atrás una carrera iniciada a los 11 años, 52 exhibiciones en sol...

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Vladímir Tretchnikoff, uno de los pintores que alcanzó más éxito comercial en vida, falleció el pasado viernes 25 de agosto a los 92 años en Ciudad del Cabo (Suráfrica), donde residió los últimos 60 años.

Autor de retratos realistas como la conocida The Chinese Girl, una de las reproducciones más vendidas del mundo, Tretchnikoff despertó a lo largo de su carrera reacciones opuestas: los críticos tildaron su arte de kitsch, mientras las galerías de todo el mundo y los particulares se disputaban sus obras. Deja atrás una carrera iniciada a los 11 años, 52 exhibiciones en solitario y una popularidad que ha hecho que sólo Picasso le aventaje en reproducciones vendidas.

El autor de The Dying Swan o Zulu woman vivió una existencia marcada por los conflictos bélicos del pasado siglo (la BBC rodó varios documentales y hay diversos proyectos para rodar películas sobre su vida). Tretchnikoff nació en 1913 en Siberia en el seno de una familia numerosa. Tras el periodo turbulento de la revolución rusa, acabó huérfano y viviendo en China, donde a la edad de 11 años pudo sobrevivir gracias a su habilidad con los pinceles.

Tras ganar un concurso, el periódico Shanghai Evening Post, le contrató como dibujante, de ahí pasó a ilustrador de una agencia publicitaria en Malasia; posteriormente fue contratado en la sección de propaganda del Servicio de Información británico en Singapur. Cuando estalló la II Guerra Mundial, Tretchnikoff estaba casado y tenía una hija. El pintor tuvo que separarse de su mujer y del bebé cuando la ciudad fue evacuada por la ocupación japonesa. Sólo pudo salir una semana después en otro barco, que resultó bombardeado. Tras 23 días en el mar en un bote salvavidas, llegó a la isla de Java, que para su desesperación había sido conquistada por los japoneses. Fue encarcelado. Tras su liberación y desconociendo el paradero de su familia, Tretchnikoff volvió a sus pinceles y se hizo rápidamente famoso en la zona por sus retratos, de gran realismo.

Así conoció al que sería su gran amor, Leonora Moltemo, hija de holandés y malaya a la que inmortalizó en el retrato conocido como The Red Jacket. Fue Leonora, apodada Lenka por el autor, precisamente, la que al final de la guerra, contactó con la Cruz Roja y descubrió que la mujer y la niña de su amante estaban viviendo en Ciudad del Cabo (Suráfrica). El pintor y su familia se reunieron en 1946 en Suráfrica, país en el que el pintor residió desde entonces.

La carrera del pintor despegó en 1950 con la publicación de un libro sobre su trabajo que se convirtió en un best seller y que motivó la organización de una exposición en solitario por Estados Unidos y Gran Bretaña. Lenka y Tretchnikoff no perdieron contacto y se reunieron en 1968, cuando el maestro la invitó a la inauguración de una de sus exposiciones en Londres. Posteriormente, se volvieron a encontrar en 1999, durante el rodaje de un documental.

Los trabajos del pintor ruso en África contrastan con los realizados en el continente asiático, por una mayor intensidad de color y luz, con retratos de jefes tribales, mujeres con niños a las espaldas o escenas cotidianas de Ciudad del Cabo. Siempre estuvo fascinado por las flores orientales, como las magnolias, a las que representaba en una composición de gran dramatismo e intensidad. Su obra más conocida, The Chinese Girl, representa a una modelo asiática bajo un filtro de luz azul. Él mismo definía su estilo como realismo simbólico.

El artista combinaba diferentes técnicas en un mismo trabajo para dotarlos de mayor peso. Tretchnikoff nunca cedió a las críticas realizadas a su obra y aseguró que aquellos que decían que sus trabajos eran kitsch estaban celosos de su éxito. El pintor ruso abandonó toda actividad en 2002 tras sufrir una apoplejía.

Vladímir Tretchnikoff.

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