Necrológica:

Hilario Camacho, cantautor a contracorriente

Fue el autor de canciones como 'Cuerpo de ola', 'Madrid amanece' o 'Los cuatro luceros'

Madrileño de Chamberí, Hilario Camacho había cumplido el pasado 8 de junio 58 años. Murió ayer, también en Madrid, escasas semanas antes de iniciar la campaña de promoción del nuevo disco, Una mirada diferente, que recopila lo más granado de su repertorio con un tratamiento nuevo, y el añadido de dos canciones inéditas. Se iba a publicar a la vuelta del verano. Desde que editó en 1972 A pesar de todo, su primer disco, había atravesado por las más diversas etapas, pero se enfrentaba con ilusión a la publicación de un nuevo trabajo, en el que había tenido mucho que ver el productor...

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Madrileño de Chamberí, Hilario Camacho había cumplido el pasado 8 de junio 58 años. Murió ayer, también en Madrid, escasas semanas antes de iniciar la campaña de promoción del nuevo disco, Una mirada diferente, que recopila lo más granado de su repertorio con un tratamiento nuevo, y el añadido de dos canciones inéditas. Se iba a publicar a la vuelta del verano. Desde que editó en 1972 A pesar de todo, su primer disco, había atravesado por las más diversas etapas, pero se enfrentaba con ilusión a la publicación de un nuevo trabajo, en el que había tenido mucho que ver el productor Alain Milhaud, que también dirigió sus primeras entregas en el periodo de la España predemocrática y de la transición.

Camacho nunca fue un cantautor al uso. De alguna manera le pasó lo que a Dylan cuando decidió abandonar el taburete y la guitarrita y electrificar su sonido, que no fue comprendido del todo. A finales de los setenta arrimó sus canciones a la electricidad de un grupo macarra de barrio como Cucharada. Una canción como El peso del mundo es amor, que en formato acústico quedaba dulce y emotiva, adquirió nueva rotundidad, que se reservaba para los conciertos cuando con Cucharada la interpretó con un guiño a los estadounidenses Lynyrd Skynyrd y su Sweet home Alabama. Era un ejemplo de las transgresiones que podía permitirse Hilario Camacho, a las que no se atrevían otros, lo mismo que fue de los primeros en acompasar sus composiciones en ritmo de rumba o atreverse con algo parecido a la salsa, que en aquellos años estaba vetado para cualquier cantautor de pro.

Nunca fue una gran vendedor de discos. Sin embargo, era adorado por un grupo de incondicionales, y gozaba de prestigio entre los compañeros de profesión. Supo conjugar una elevada poética con ciertos toques cínicos. No fue un cantante protesta, pero sí concienciado. Y cronista de lo cotidiano, fabricante de canciones con mayúsculas como Cuerpo de ola, Volar es para pájaros, Los cuatro luceros, Dolores, Madrid amanece o Taxi.

Ayer por la tarde, una sobrina le encontró sin vida en su casa madrileña. El cuerpo será conducido hoy al tanatorio de la M-30. En una de sus canciones más autobiográficas dijo aquello de "Hace tiempo era un niño buen cazador de nubes, y es que al cielo subía por sumas de escaleras". Ayer emprendió esa escalada.

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