Reportaje:TOUR 2006 | Decimoséptima etapa

"Quien quiera ganar, que tire"

Tras la fuga de Landis, Óscar Pereiro pidió ayuda a Carlos Sastre pero éste no respondió para "no desgastar" a sus corredores

Óscar Pereiro y Carlos Sastre se cruzaron por la calle ayer por la mañana, antes de la salida. El líder llegaba del control de firmas y pasó por delante del autobús del CSC cuando Sastre subía a la bicicleta. "Suerte para hoy", se desearon mutuamente mientras se daban la mano. "Si tengo un mal día, ojalá cojas tú el maillot", le dijo el gallego. "Yo soy el líder, pero él está siendo más regular", reconoció. Ahí se acabó el buen rollo, visto lo que pasó luego en la carretera. La falta de acuerdo para neutralizar la escapada de Landis la resumió Pereiro en la meta: "La hemos cagado bien c...

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Óscar Pereiro y Carlos Sastre se cruzaron por la calle ayer por la mañana, antes de la salida. El líder llegaba del control de firmas y pasó por delante del autobús del CSC cuando Sastre subía a la bicicleta. "Suerte para hoy", se desearon mutuamente mientras se daban la mano. "Si tengo un mal día, ojalá cojas tú el maillot", le dijo el gallego. "Yo soy el líder, pero él está siendo más regular", reconoció. Ahí se acabó el buen rollo, visto lo que pasó luego en la carretera. La falta de acuerdo para neutralizar la escapada de Landis la resumió Pereiro en la meta: "La hemos cagado bien cagada, hemos perdido una oportunidad única de que un español vuelva a ganar el Tour".

El mosqueo llegó en la subida al Col de la Colombière, el tercero del día. La ventaja de Landis superaba los cinco minutos y Pereiro se acercó a Sastre para pedirle colaboración. "¿Tiramos o no?", le preguntó. El corredor de Ávila, sin embargo, miró para otro lado. Nadie en el pelotón quería quemar sus naves hasta el Joux-Plane. "Si los otros equipos no colaboran, difícilmente vamos a recortar la diferencia", avisaba desde el coche Eusebio Unzue, director del Caisse d'Epargne. La diferencia del estadounidense subía cada vez más: 6m 55s, 7m 40s, 8m 23s... Hasta que Pereiro se cansó de la falta de ayuda y ordenó frenar tras hablar con su director por el pinganillo. Él se jugaba el liderato; el CSC, el T-Mobile y el Davitamon el podio. David Arroyo bajó a la cola del pelotón a por agua y no volvió a subir. "Para ya", le dijo Pereiro a Zandio, que marchaba primero, "el que quiera ganar el Tour, que tire". La anarquía se mantuvo hasta la cima del Colombière, a 59 kilómetros de la meta. El CSC tomó el mando en el descenso, pero la diferencia de Landis era ya de 9m 5s y el ritmo de los corredores de Bjarne Riis tampoco fue para tirar cohetes: en cinco kilómetros redujeron 20 segundos. El T-Mobile apareció luego en escena para atajar la fuga. Un minuto menos. Ahí se quedó todo. Demasiado tarde.

"Decidimos esperar al máximo, no gastar en la subida y acelerar a tope bajando", explicó Sastre
"Hemos perdido una oportunidad única de que un español gane el Tour", dijo Pereiro
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"Nuestra táctica estaba clara. Mi equipo estaba muy mermado. Teníamos a dos corredores, Vandevelde y Schleck, para ayudarme en la montaña, y si los ponía a tirar desde el principio, me quedaba sin ellos y perdía opciones de estar delante. No quería desgastarlos porque los iba a necesitar. Decidimos esperar al máximo, no gastar fuerzas en la subida y acelerar a tope bajando", explicó Sastre en la llegada. "Es una pena. A Landis lo teníamos eliminado y ahora lo normal es que gane el Tour. Lo tiene en sus manos. Le pedí colaboración a Sastre, pero...", se quejó Pereiro.

El malestar fue grande. Ninguno quería admitir la culpa, toda vez que Landis es favorito para la contrarreloj de mañana. Pereiro, dicharachero por naturaleza, desapareció por no esperar unos minutos a la televisión francesa. "Bueno, al menos estamos otro día de amarillo", dijo finalmente el líder; "mi equipo ha hecho un etapón, ha estado increíble. Mientras esté en mi mano, lucharé por ganar, pero lo normal es que Landis sea el vencedor. ¡Vaya etapa ha hecho hoy! La épica ha sido para él, ha demostrado que es el más fuerte del Tour".

Pereiro se descolgó en las primeras rampas del Joux-Plane, 11,7 kilómetros de subida al 8,5% de desnivel. "Al principio del puerto estaba muy fatigado, así que he ido regulando y subiendo tranquilo. Al final me he recuperado, fui a más. Ha sido el maillot amarillo lo que me empujó", dijo. "Está bien, está bien", se decía a sí mismo José Miguel Echávarri, administrador del equipo navarro, mientras medía en su reloj las diferencias con Landis. "Los que me dan miedo son los de atrás", añadía en referencia a Klöden y Menchov. Pero el peligro iba por delante. Pereiro perdió 1m 26s respecto a Sastre y 7m 8s con Landis. Sastre volvió a marcharse en solitario, y volvió a ser segundo de la etapa, como el día anterior. "No he podido hacer nada más, estoy satisfecho. Vine al Tour a luchar y hoy lo he vuelto a intentar", explicó. Esta vez los españoles no se cruzaron, no hubo apretón de manos ni sonrisas. "Le respeto mucho", dijo Sastre sobre Pereiro, "es un gran corredor". "Estamos todos en un pañuelito. Para el espectador es muy bonito, porque estamos devolviendo la ilusión a España por este deporte. El Tour está más abierto que nunca. Hacía siete años que no pasaba algo así, ante una contrarreloj en la que influye todo, las fuerzas, las ganas y la técnica", dijo el ciclista del CSC.

La victoria se decide mañana en una contrarreloj de 57 kilómetros llena de repechos entre Le Creusot y Montceau-les-Mines.

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