Lorenzo asume el mando

Jorge Lorenzo ha pasado a ser un piloto más cerebral, que no actúa sin antes haber estudiado a conciencia cada situación de carrera. La bravura que le ha acompañado siempre y que en múltiples ocasiones le ha traicionado, sólo emerge ahora cuando las circunstancias lo requieren.

En Sachsenring no fue necesario. Lorenzo cerró el podio de la categoría intermedia, lo que le bastó para recuperar el liderato que perdió tras arrastrarse por el asfalto del circuito de Turquía en la tercera carrera del año. Apercibido del único punto de desventaja en la general que tenía al comenzar la carrera r...

Jorge Lorenzo ha pasado a ser un piloto más cerebral, que no actúa sin antes haber estudiado a conciencia cada situación de carrera. La bravura que le ha acompañado siempre y que en múltiples ocasiones le ha traicionado, sólo emerge ahora cuando las circunstancias lo requieren.

En Sachsenring no fue necesario. Lorenzo cerró el podio de la categoría intermedia, lo que le bastó para recuperar el liderato que perdió tras arrastrarse por el asfalto del circuito de Turquía en la tercera carrera del año. Apercibido del único punto de desventaja en la general que tenía al comenzar la carrera respecto a Andrea Dovizioso, Giorgio , de 19 años, interpretó su papel a la perfección. Arriesgó poco y no se precipitó en ningún momento. Ni al apagarse los semáforos, cuando, tras una deficiente arrancada desde la posición más aventajada de la parrilla cruzó quinto el primer parcial; ni tampoco al final, cuando la victoria era ya un pulso cerrado entre el sanmarinense Alex De Angelis y el japonés Yuki Takahashi, a la postre vencedor y cuya machada supone el triunfo número 200 de una moto Honda en la categoría de plata. Cuarenta y cinco años antes abrió la cuenta otro japonés; de nombre Kunimitsu y cuyo apellido, casualmente, coincide con el del vencedor de ayer. Detrás de Takahashi cruzó la Aprilia de De Angelis, que vio cómo, en el último viraje de la última vuelta, el piloto nipón se le coló por el interior y le dejó sin poder festejar su primer triunfo en una prueba mundialista. Tercero cruzó la meta Lorenzo, cuya calma y seguridad a los mandos de su Aprilia sólo se vieron en peligro cuando Héctor Barberá asomó la cabeza por donde circulaba el piloto balear.

En un equipo, el oficial de la marca de Noale, en el que cualquier chispa puede desencadenar un incendio de consecuencias impredecibles, Dani Amatriain, el director de la formación, ardía de nervios viendo lo que ocurría en la pista entre sus dos pilotos por las pantallas instaladas en su garita, junto al muro.

Archienemigos declarados, la lesión que Barberá se produjo antes del Gran Premio de Cataluña pospuso un enfrentamiento directo en la pista. Barberá está ahora casi recuperado, y los puntuales lances que se dieron en Sachsenring se repetirán tras el receso veraniego

[sólo los pilotos de MotoGP se desplazarán a Laguna Seca].

"Es cierto que ayer hablé con Héctor y le dije que no quería que ocurriera ninguna desgracia entre los dos", reconoció tras la carrera este manager catalán que combina las funciones de director del equipo con las de manager personal de Lorenzo. "Antes de la carrera de hoy no hubiera sido justo impartir órdenes de equipo. Tal vez Héctor ha pensado que aún tenía alguna posibilidad de luchar por el título, pero ahora debemos analizar la situación con calma", expuso el ex piloto que, en el momento de más tensión entre sus pilotos, negó que hubiera frenado al valenciano. "Le he dicho que estaba haciéndolo muy bien porque estaba rodando tercero entre Jorge y Dovizioso", ahondó Amatriain.

"Antes de la carrera esperaba ganar, pero hoy no ha podido ser y debemos estar satisfechos con este tercer puesto", declaró Lorenzo. "He preferido realizar una carrera inteligente y, visto que era muy complicado ganar, me he decantado por sumar puntos y pensar e el campeonato", admitió Giorgio, con dos puntos más que Dovizioso en la clasificación.

Una centésima separó a Álvaro Bautista del triunfo en la menor de las categorías, que finalmente coronó al italiano Mattia Pasini. Al igual que le ocurrió a De Angelis, Bautista vio cómo, al sortear el último viraje de la última vuelta, su compañero de equipo le rozó y, por unos escasos centímetros de neumático, se adjudicó su segunda victoria de la temporada. A pesar de su enfado al término de la carrera, Bautista incrementa hasta los 64 puntos su ventaja al frente de la clasificación general con respecto al finlandés Mika Kallio, que ayer finalizó octavo.