Reportaje:TOUR 2006 | Decimocuarta etapa

"Ya me siento líder"

Pereiro completa 24 horas de amarillo, en las que apenas dejó su jersey salvo para cenar y dormir

"¿Te das cuenta de que no habíamos cogido el maillot amarillo desde que se lo quitaste a Miguel?". En medio de la fiesta por la victoria el sábado de Voigt y el liderato de Pereiro, el manager del Caisse d'Epargne, Eusebio Unzue, se dirigió a Bjarne Riis, director del CSC, para recordarle viejos tiempos. Riis hizo memoria, sonrió y levantó su copa en un brindis. Ayer se cumplieron 10 años desde que Indurain dobló la rodilla ante el danés en Hautacam, punto y final al sueño de su sexto Tour. Ayer, el día en que Indurain cumplió 42 años y en que el conjunto navarro volvió a lucir el lider...

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"¿Te das cuenta de que no habíamos cogido el maillot amarillo desde que se lo quitaste a Miguel?". En medio de la fiesta por la victoria el sábado de Voigt y el liderato de Pereiro, el manager del Caisse d'Epargne, Eusebio Unzue, se dirigió a Bjarne Riis, director del CSC, para recordarle viejos tiempos. Riis hizo memoria, sonrió y levantó su copa en un brindis. Ayer se cumplieron 10 años desde que Indurain dobló la rodilla ante el danés en Hautacam, punto y final al sueño de su sexto Tour. Ayer, el día en que Indurain cumplió 42 años y en que el conjunto navarro volvió a lucir el liderazgo del Tour.

"Felicidades a Miguel. Él hizo grande este maillot que hoy llevo con tanto orgullo", recordó Pereiro después de la etapa. Hasta 60 veces se vistió Indurain con el jersey del líder -el récord lo tiene Eddy Merckx con 111-. "Yo no me puedo comparar a Miguel", añadió Pereiro, "era un crack, yo sólo un simulacro".

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El gallego defendió su primer puesto y completó 24 horas de amarillo. Apenas se separó de su maillot, salvo para cenar y dormir. Llegó al autobús, buscó su teléfono movil y... "ciento y pico llamadas perdidas", de amigos, familiares y políticos. Se quedó sin batería. La fiesta llegó por la noche. Fue una fiesta doble, porque el Caisse d'Epargne compartía hotel con el CSC de Riis y Voigt, ganador de la etapa. Los dos triunfadores del día estaban sentados a tres metros, brindando y posando. Entre ambos, otro español, Sastre, sexto en la general. Todo eran risas en el salón del hotel Les Chataigniers.

"Felicidades", le dijeron a Txente García Acosta, gregario de Pereiro, durante la cena. "¿Felicidades? ¡Ahora tengo que trabajar toda la etapa para él!", bromeó. Y bien que tuvo que hacerlo. "Se hace duro controlar la carrera, te das buenas palizas. Espero que Óscar se estire y nos invite a algo", explicó Txente en Gap.

Durante el jolgorio del sábado, José Miguel Echávarri se acercó a Pereiro y le susurró: "Acuérdate de Chiappucci". Quería que su corredor pensara en el italiano, casi un desconocido cuando en la primera etapa del Tour de 1990 se coló en una escapada que llegó a meta con nueve minutos. Todos los compañeros de fuga de Chiappucci fueron hundiéndose. Menos él. Sólo en el penúltimo día, en una contrarreloj de 45 kilómetros, Lemond le arrebató el amarillo.

Pereiro no era un desconocido cuando el pelotón le dejó marchar. El chico que en su debut terminó llorando porque Álvaro Pino, director del Phonak, no ordenó a sus compañeros que le esperaran en una contrarreloj por equipos cuando sufrió un pinchazo (y aún así fue décimo), se marchó en una nube a su habitación, la que comparte con Karpets desde que Valverde dijera adiós. Apagó el teléfono y colocó el maillot sobre su maleta, cerca de la cama. "No me costó dormirme. Estaba rendido y a las doce caí. He soñado que llegaba a París de amarillo", explicó consciente de que la clasificación comenzaba por su nombre. "Ya me siento el líder. Espero sobrevivir a la etapa y seguir siéndolo. Ni quiero pensar en que puedo perder el maillot", añadió.

Comenzó como siempre, madrugando más que nadie. "No aguanta en la cama", dicen. Los corredores estaban citados a las 9.30 para desayunar, pero Pereiro ya lo hacía a las 8.00 con los mecánicos. Desde ese momento todo cambió: las órdenes para protegerle, la expectación en el control de firmas... Hasta los detalles. Sustituyeron su casco de siempre, el que lleva el nombre de su hijo Juan, de ocho meses y medio, grabado en japonés, por uno amarillo. Un casco pensando en Valverde, pero que lució Pereiro. Hubo relojes amarillos para todos. "¡Guardad para Alejandro y para Isaac [Gálvez, también retirado]!", recordó Pereiro. Después acudió a saludarle Igor González de Galdeano, manager del Euskaltel y último español líder del Tour, en 2002.

Pereiro mantuvo su liderazgo a la espera de Alpe d'Huez. "Ha sido un privilegio ir delante", dijo. Hoy, jornada de descanso, se entrenará dos horas. De amarillo.

Óscar Pereiro luce el jersey amarillo de líder en la etapa de ayer.EFE

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