Entrevista:CÉSAR LUIS MENOTTI | Entrenador | Alemania 2006

"Me identifico con España; es dolorosa su eliminación"

Pasan los años y Menotti conserva la melena lacia, los pitillos encadenados y los grandes ojos azules que burbujean cuando habla de su pasión en los últimos 40 años: el fútbol. Ayer, asomado a una taza de café, reflexionó sobre ella.

Pregunta. ¿Qué ha cambiado desde que escribió hace 20 años, junto a Ángel Cappa, Fútbol sin trampa?

Respuesta. Grabamos 20 casetes por día y salió eso, muy informal y futbolero, no desde la élite del entrenador, sino desde el placer de ver jugar mejor. Intentar denunciar las mentiras evidentes, como decía Vázquez Montalbán. Las v...

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Pasan los años y Menotti conserva la melena lacia, los pitillos encadenados y los grandes ojos azules que burbujean cuando habla de su pasión en los últimos 40 años: el fútbol. Ayer, asomado a una taza de café, reflexionó sobre ella.

Pregunta. ¿Qué ha cambiado desde que escribió hace 20 años, junto a Ángel Cappa, Fútbol sin trampa?

Respuesta. Grabamos 20 casetes por día y salió eso, muy informal y futbolero, no desde la élite del entrenador, sino desde el placer de ver jugar mejor. Intentar denunciar las mentiras evidentes, como decía Vázquez Montalbán. Las verdades únicas no existen, pero las mentiras evidentes sí. Y salió eso. La concepción del fútbol, como todos los juegos tan llenos de misterio, se desarrolla en un terreno tan inmenso que permite una serie de acciones incontroladas. A medida que pasan los años, uno descubre más secretos y se hace mejor entrenador. Hay que preparar al futbolista para que entienda las acciones nuevas en un partido. Ahora no aparecen los grandes artistas, que necesitan la pelota. Hasta Brasil ha perdido el sentido de la estrategia: el ordenamiento de las acciones. Brasil vivía siempre de ordenar la acción desde la pelota, desde la elaboración de la jugada. Rápido, a un toque, usando el ancho de la cancha a favor de la precisión de su pegada. Es decir, no necesitaba tres toques para ocupar el ancho.

"Messi es un proyecto. Hay tiempos en la vida... pero el único que te acompaña hasta la muerte es el del aprendizaje"
"Los jugadores que me han sorprendido son el volante Frings, que hasta parece 'brasilero', y el lateral izquierdo Lahm" "
Los españoles son futbolistas enormes que no sostuvieron desde su personalidad el fútbol"
"Kempes es otro olvidado. A cualquier técnico le hubiera costado elegir entre él en su mejor momento y Maradona"

P. Es triste ver a Brasil sin la pelota.

R. Creo que la puede y la debería recuperar. Esa estrategia es casi genética en Brasil, lo mismo que en el jugador argentino, que la perdió ante México. No hay una regla que diga que para llegar al área hay que dar 20 toques; si podemos en dos, mejor; pero si no podemos, ¿qué hacemos?, ¿la perdemos? La profundidad y la eficacia se logran a través de la capacidad de los futbolistas. Me sorprende que esto lo recupere ahora más Alemania que Brasil. Tiene mucho más la pelota. ¿Adónde estamos llegando?

P. ¿Qué le pareció la eliminación de España?

R. Dolorosa. Las cosas hay dos maneras de hacerlas: bien o mal. Un señor toca bien o mal la guitarra. En el fútbol, lo mismo. Después de haber visto a España jugar con tres centrales en medio de la cancha ante Nigeria en Francia 98, ésta es una España joven, talentosa, con buenos futbolistas, otro camino. Pero tuvo, como contrapartida, una juventud contra un equipo de experiencia que, si no lo haces correr, pierdes el partido. Los españoles son futbolistas enormes que no sostuvieron desde su personalidad el fútbol. Cayeron en la trampa de Francia, se aceleraron, no tuvieron pausa y le regalaron la pelota. Francia era más para pelear que para jugar. Yo me siento muy identificado con España y me molesta y me duele que pierda. Porque el joven que venga pueda pensar que si juega bien, también puede ser internacional. Como el músculo no se discute, si yo soy un jugador talentoso, me queda un solo lugar en la equipo; si tengo músculo, cuatro. Es la primera vez que veo una selección sufriendo por su juventud. No es lo mismo que le pase a Hierro que a Xavi, a Xabi Alonso...

P. ¿Cómo ve el Alemania-Argentina?

R. Menos Ayala, los argentinos no tienen gran experiencia internacional. Habrá que ver hasta cuándo los confunde el gran escenario. Un amigo que es un gran guitarrista decía que no es lo mismo tocar en el teatro Colón que en la cantina de David. Argentina tiene mayor talento creativo y Alemania grandes convicciones. Será una lucha apasionante. Argentina jugó muy bien contra Serbia y se perdió contra México. ¿Qué persigue un equipo para que el entrenador lo disfrute? Lo mismo que una obra de teatro o una orquesta sinfónica. Que no se vulgarice. El aburrimiento lleva a la vulgaridad. Y veo con qué facilidad se vulgarizan Brasil a través del exceso de individualismo, Inglaterra ante cualquier adversidad juega igual que el peor... Klinsmann le aporta a Alemania una mejor distribución geográfica. Yo lo tuve como jugador en el Sampdoria. Siempre le gustó repreguntar y ahora me doy cuenta de que quería ser entrenador. Es muy humilde y sencillo. Y ha producido un cambio muy especial. El equipo es capaz de defender una mala actuación de un futbolista; y también de potenciar un buen día de un futbolista. Ante Francia, Xavi parecía un jugador más cuando es un talentoso increíble. La respuesta colectiva no fue sustentada. También hay miedos que inmovilizan y miedos que generan coraje, que son los del gran futbolista, que encuentra el coraje para pelear desde la idea, no desde lo individual. España quiso sostener eso siendo más punzante, pero sin elaboración, que era lo que le había sobrado.

P. ¿Por qué los jugadores argentinos tiene un carácter tan desgarrado?

R. Por historia, le cuesta mucho el hambre de gloria porque han visto tan grandes jugadores que encontrar un reconocimiento... Cuando salió Maradona, decían 'qué va a hacer Maradona al lado de Moreno'. Y, además, por un profundo sentido de la representatividad. Se juega esquina contra esquina, barrio contra barrio, que se convierten en clásicos. Tienen un sentido de ser generadores de tristeza y de alegrías que los va formando desde los 15 años. Si un chico pierde un partido de cuarta división, esa semana no duerme.

P. ¿Riquelme?

R. Lo vi crecer en el Villarreal. Quiere demostrar que es el mejor metiendo un pase de gol y termina confundiendo. Tiene todo, pero no sé si será capaz de dar ese salto. Te puede meter un gol de larga distancia, dar un pase de gol y cuando tiene un pase de perfil de pierna derecha, lo da con la izquierda y sorprende a todos. Esos son los futbolistas, que me engañan a mí, que estoy 40 años buscando detalles. Lo que hace Zidane, que cuando corta, corta dos veces. La toca y cuando todos creen que termina, toca otra vez y encuentra el espacio. Estas cosas Riquelme las puede tener, pero después le veo la cara y me parece que sufre. Tendría que ser más feliz y jugar más fácil.

P. ¿Messi es comparable a Maradona?

R. Es un proyecto. Hay tiempos: de tristeza, alegría, de que todo te sale bien, mal... El único tiempo que te va a acompañar hasta la muerte es el del aprendizaje. Si uno desatiende el aprendizaje, termina siendo un jugador común, con condiciones genéticas, pero no crece como creció Diego. Maradona se parecía al Messi de ahora, pero cuando Diego tenía 15 años y estaba en Primera. A los 16, a los 17, siempre fue creciendo. Cuando lo tuve en el Barça, un día ganamos 2-0, y él vino a mi vestidor y me dijo: '¡César, qué burro que soy, qué desastre!'. No me olvidaré nunca; me estaba secando. '¿Por qué?', le dije. 'Porque aquella jugada que hablamos que tenía que ponerla en el punto de penalti, la puse al segundo palo'. ¡Se cuestionaba los errores! En otra ocasión, yo estaba alentando mucho a Schuster y, cuando terminó el entrenamiento, pasó Maradona por mi vestuario y me dijo: 'Sé que Bern tiene cosas que yo no tengo, aunque yo las aprenderé; pero las que tengo yo, él no las va a poder aprender'. A Messi lo veo sensato y se ha formado en un equipo con ciertas reglas y no se le exige en el Barça lo que a Aimar, a Saviola o a D'Alessandro en sus equipos. Puede llegar a ser diferente porque tiene una capacidad de transformar una jugada cualquiera en una definitiva. A 60 metros del arco, con dos amagues y una carrera puede ganar un partido.

P. ¿Maradona le sigue reprochando que no lo llevara al Mundial 78?

R. Seguro. Cuando se gana, todos quieren estar. En aquella primera fase de nuestro grupo, el cuarto equipo era la Francia de Plantini; ahora el cuarto es Angola. Teníamos a la última Hungría poderosa, la Italia de Bettega, y Francia. De haber quedado afuera, habrían dicho que fue un acierto dejar afuera al chico.

P. ¿Aquel título estuvo deslegitimado por la dictadura?

R. Eso es un recurso de una mediocridad periodística que pretende escapar a su responsabilidad histórica en ese momento haciendo creer que la dictadura la sostuvo Kempes. Porque el que ganó los partidos fue Kempes, Fillol o Pasarella, no yo. Kempes es otro olvidado. Él en su mejor momento y Maradona en el suyo, le hubiese costado trabajo a un entrenador elegir entre uno de los dos. A ese nivel estaba Mario. Potencia, despliegue, habilidad, remate... su carrera se hace corta por otras razones. El único de quien Di Stéfano dijo que se parecía a él. Un día en Madrid le pregunté sobre los argentinos y me dijo: 'El mejor que pisó España se llama Mario Kempes'.

P. ¿Y por qué no mezcló con Maradona en el 82?

R. Porque Kempes ya no estaba bien. Y se me lesiona Valdano, que era la potencia para tanta fineza entre Maradona y Kempes. Italia mató a patadas a Maradona, pero jugamos muy bien contra el Brasil de Falçao, Sócrates... Perdimos con nuestro estilo.

P. ¿Cómo lleva ser considerado el padre de una filosofía futbolística?

R. No es así. Sería más o menos que un músico dijera que para saber de música hay que escuchar a Mozart. El mensaje suena mejor porque lo dice un campeón del mundo. Y porque no me embarqué en esta mediocridad de creer que los entrenadores lo son porque jugaron bien al fútbol. Para mí, es una vocación. Vivo aprendiendo y buscando misterios. Me preparé 40 años para debatir en la mesa de los más importantes. Me siento con Klinsmann y provocó una charla. O con Valdano y hablamos cuatro horas de fútbol, no de cine. No soy entrenador por autoridad, sino por convencimiento. Cuando genero una idea, la llevo al campo. Hay gente que quiere aprender y otra que no. Los músicos argentinos decían que Piazzolla era un soberbio. Lo que había que hacer es estudiar para poder hablar con él.

P. ¿Qué jugadores le están sorprendiendo?

R. El volante Frings, que hasta parece brasilero. Y el lateral izquierdo Lahm, por su respuesta estratégica. A Xavi ya lo conozco mucho.

P. ¿Italia?

R. Lippi siempre apostó por el buen juego y me sorprende esta Italia vulgar. Apuesta más al músculo que a la inteligencia. Lo único que se discute es el talento. Si juegan Gattuso y Ambrosini juntos, nadie se queja. Si son Del Piero y Totti, ya es un problema.

César Luis Menotti, durante una conferencia.REUTERS

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