Nuevas revelaciones justo antes del Tour

Desde hace unos años las gentes del ciclismo, el mundillo, temen como la peste las semanas previas al Tour de Francia. Es la época en la que el ciclismo, normalmente ignorado a lo largo del año, empieza a cobrarse titulares y huecos en las programaciones; es la época, también, en la que las revelaciones sobre hechos de dopaje, antiguos o nuevos, acostumbran a inundar las salas de teletipos.

Este 2006 las últimas acusaciones contra Armstrong, conocidas en una sesión de un juicio celebrada en enero, son un capítulo nuevo de una novela que empezó a escribirse hace un mes, el 23 de mayo pas...

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Desde hace unos años las gentes del ciclismo, el mundillo, temen como la peste las semanas previas al Tour de Francia. Es la época en la que el ciclismo, normalmente ignorado a lo largo del año, empieza a cobrarse titulares y huecos en las programaciones; es la época, también, en la que las revelaciones sobre hechos de dopaje, antiguos o nuevos, acostumbran a inundar las salas de teletipos.

Este 2006 las últimas acusaciones contra Armstrong, conocidas en una sesión de un juicio celebrada en enero, son un capítulo nuevo de una novela que empezó a escribirse hace un mes, el 23 de mayo pasado, cuando la Guardia Civil desencadenó la Operación Puerto en Madrid.

El resto del mundo contuvo la respiración esperando revelaciones escandalosas desde la capital de España, pero viendo que no llegaban -al menos en la cantidad esperada-, empezó a producir por su cuenta.

El siguiente capítulo, ya con Lance Armstrong como protagonista, pese a que el norteamericano se retiró desde lo alto del podio de su séptimo Tour en julio pasado, consistió en la publicación del informe elaborado por al abogado independiente holandés Emile Vrijman sobre los análisis en la orina congelada del Tour del 99. En aquellos análisis, el norteamericano daba positivo por EPO.

Como el informe, encargado por la Unión Ciclista Internacional, exoneraba a Armstrong y no dejaba en muy buen lugar a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), este organismo no dudó en calificarlo de falso, incompleto, subjetivo y carente de cualquier independencia.

El fuego lo azuzó a continuación el propio Lance Armstrong mediante una carta enviada a primeros de mes y filtrada esta semana -cuando ya Armstrong sabía lo que sería publicado hoy- a Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), y a todo su ejecutivo solicitando sanciones contra Dick Pound, presidente de la AMA y, asimismo, miembro del COI. No era la primera vez que Armstrong mantenía sulfurosa correspondencia a cuenta de Pound. Hace dos años, después de que el presidente de la AMA declarara que todos los ciclistas "se dopan", Armstrong le escribió pidiéndole una retractación pública que no se produjo.

Para el entorno del ciclista tejano, la mano de Pound ni estaba muy lejos de la filtración al diario L'Équipe de los análisis del Tour del 99, ni tampoco de la casualidad que ha querido que en medio de la habitual tormenta de dopaje previa al Tour se hagan públicas unas declaraciones comprometedoras de hace cinco meses.

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