Crónica:Alemania 2006 | Francia-Corea del Sur

Francia se complica la vida

El equipo de Doménech domina sin problemas, pero es sorprendido al final por Corea del Sur

Corea del Sur apenas había vislumbrado la calva de Barthez, que lucía como un faro bajo los focos. Ni de lejos. Pero a diez minutos del final fue capaz de empatar un partido que Francia había controlado, sin excesos, de princicio a fin. Y complicó extraordinariamente la aritmética del grupo. Todos, menos Togo, pueden acabar con cinco puntos. Entre otras combinaciones, claro.

Tras horas y horas de terapia colectiva, de puestas en común no siempre amistosas, de interminables discusiones, de largas sobremesas de negociación, Francia marcó un gol. Habían pasado 368 minutos desde la última v...

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Corea del Sur apenas había vislumbrado la calva de Barthez, que lucía como un faro bajo los focos. Ni de lejos. Pero a diez minutos del final fue capaz de empatar un partido que Francia había controlado, sin excesos, de princicio a fin. Y complicó extraordinariamente la aritmética del grupo. Todos, menos Togo, pueden acabar con cinco puntos. Entre otras combinaciones, claro.

Tras horas y horas de terapia colectiva, de puestas en común no siempre amistosas, de interminables discusiones, de largas sobremesas de negociación, Francia marcó un gol. Habían pasado 368 minutos desde la última vez que anotó un tanto en un Mundial. No fue capaz de hacerlo en todo el campeonato de 2002. Ayer, Henry rompió el maleficio antes de cumplirse los primeros diez minutos. Además, fue un gol bonito. Un pase interior de Wiltord que se coló entre tres defensores. Henry, un tipo frío, un asesino de porteros, cumplió con el trámite de alojar el balón en la red. Se quebró la maldición, pero las posibilidades del equipo de Doménech pasan necesariamente por ganar a Togo.

RESULTADO

FRANCIA 1 - COREA DEL SUR 1

Las presiones de de los pesos pesados del vestuario francés no pudieron con la resistencia de su técnico, Raymond Doménech, que volvió a alinear a un solo delantero. Bastaba con la medida de consenso, que consistió en una línea de apoyo a la vanguardia que formaron Zidane, Wiltord y Maoluda por detrás de Henry. En realidad, era como si jugasen con cuatro en punta. Por detrás, Makelele y Vieira se bastaban para controlar a todo el centro del campo surcoreano. Trezeguet salió con el tiempo cumplido y el marcador con empate. Puso una sonrisa muy extraña cuando saltó al césped.

Es curioso, los surcoreanos ya no corren tanto. Una de sus características era la intensa actividad, una constante en el movimiento que, en el peor de los casos, servía para sacar de quicio al rival. Las consignas del holandés Advocaat privilegian la pausa. No fue una buena idea. Sin ese punto de sobreexcitación, no pasan de ser una selección mediocre. Eso no quiere decir que no tuvieran sus oportunidades. Pero pocas y esporádicas. Todas, si acaso, del cariz de la del gol. Liosas, nacidas del barullo. Casi nunca fruto de una estrategia. Nada que ver con el equipo que eliminó a España en los cuartos de final del torneo celebrado en su país hace cuatro años.

Francia, sin llegar a la excelencia, controlaba el juego con notable suficiencia. De vez en cuando, alguno de sus jugadores flotantes, ya Wiltord, ya Malouda, ya Zidane, enviaban una carta certificada al área. Allí, el encargado de firmar era Henry, que tuvo una ocasión inmejorable a los 20 minutos, pero el balón se le coló entre las piernas. En el primer periodo también tuvo una ocasión magnífica Vieira. Fue a la salida de un córner. El centrocampista cabeceó, pero Wong Jae, el portero, sacó una mano milagrosa un poco por detrás de la línea. Una jugada muy semejante, con los mismos protagonistas, se produjo a los diez minutos del segundo periodo. Pero entonces sujetó la pelota claramente más allá de la raya de gol.

El segundo tiempo mostró las mismas costuras que el primero. Francia controlaba el juego sin grandes problemas. Wiltord, incombustible fósil de los tiempos de la selección campeona, complicaba a los asiáticos con su habilidad ratonera. Colándose por las gateras, y eran bastantes, que dejaban los defensas. Un tipo resistente al paso del tiempo este Wiltord.

Zidane, que puede que jugase su último partido como profesional -está sancionado para el choque contra Togo-, también tuvo un notable protagonismo. Bajó hasta la línea de medios para recoger la pelota y hacer de correo con los hombres más adelantados. Además, fue testigo muy cercano del gran segundo tiempo que completó su protegido Ribéry. El joven marsellés desbordó con mucha facilidad por el costado izquierdo y creó la mayoría de las ocasiones de peligro de su equipo en la última parte del encuentro. No le sirvieron para marcar, y, encima, vio como Corea del Sur empataba. Sin merecerlo.

Gallas, rebasado Barthez, no puede evitar el gol del empate. Entre ellos, Park Ji-sung.REUTERS

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