Reportaje:Vela | Odisea en la Vuelta al Mundo

En tierra pero sin barco

La tripulación del Movistar, que ya está en Inglaterra, da por hundido el velero, perdido en el Atlántico

La tripulación del Movistar ya está en tierra después de su odisea en el Atlántico. Los 10 navegantes del equipo español participante en la Vuelta al Mundo de vela fueron trasladados ayer desde al ABN Amro 2, el barco que les rescató el pasado domingo, a una lancha que les llevó a Falmouth, en el sur de Inglaterra. La embarcación holandesa siguió hasta el final de la etapa, en Portsmouth, con el cadáver de su compañero Hans Horrevoets a bordo. El cuerpo fue llevado a una fragata de la marina holandesa, llamada Van Galen, hasta Holanda, para entregarlo a su familia en Terheijden.

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La tripulación del Movistar ya está en tierra después de su odisea en el Atlántico. Los 10 navegantes del equipo español participante en la Vuelta al Mundo de vela fueron trasladados ayer desde al ABN Amro 2, el barco que les rescató el pasado domingo, a una lancha que les llevó a Falmouth, en el sur de Inglaterra. La embarcación holandesa siguió hasta el final de la etapa, en Portsmouth, con el cadáver de su compañero Hans Horrevoets a bordo. El cuerpo fue llevado a una fragata de la marina holandesa, llamada Van Galen, hasta Holanda, para entregarlo a su familia en Terheijden.

En cuanto al Movistar, el equipo español dejó de recibir ayer por la mañana las señales que el sistema de posicionamiento enviaba con la ubicación del barco. Es decir, o el barco se encuentra en las profundidades del mar o el sistema de comunicación ha dejado de funcionar. En el equipo Movistar existe la convicción casi absoluta de que la embarcación, sin tripulantes y con una avería en la quilla que lo inundaba todo, no ha podido resistir la tormenta de 60 nudos y olas de 10 metros que lo ha azotado en las últimas horas.

El ABN 2 pudo por fin trasladar el cadáver de su tripulante muerto a una fragata holandesa
"Fue muy duro dejar la embarcación, pero el riesgo era inaceptable", aseguró Campos
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El Movistar enviará un helicóptero para rastrear el océano en busca del barco español. O de lo que quede de él. Si lo encuentran, contratarán un pesquero remolcador para que lo traslade a tierra e iniciarán la reparación de los desperfectos. "Pero somos pesimistas, lo más probable es que se haya hundido", asumían ayer en el Movistar. Sin barco, el equipo que dirige Pedro Campos, el primero en la historia de la vela española en ganar una etapa de la Vuelta al Mundo -en febrero en Wellington-, no tendrá más remedio que retirarse.

"No sabemos si será posible el rescate del Movistar y si el temporal lo ha destruido o no. Bouwe Bekking [el patrón] decía que no era optimista porque reconoce que las posibilidades de que el temporal acabe con él son altas. De no recuperar el barco está claro que no se puede seguir. Si lo recuperamos, queremos al menos llegar a la última etapa y estar en Goteborg [donde acaba la Volvo el 17 de junio]", explicó ayer Pedro Campos, director del Movistar. Campos voló hasta Inglaterra acompañado de Iker Martínez y Xabi Fernández, tripulantes del Movistar que no participaron en la última etapa. El director aseguró que los navegantes del conjunto español rechazaron en un primer momento abandonar el barco a la deriva, pero que luego fueron convencidos para dejar la embarcación.

La séptima etapa de la Vuelta al Mundo ha sido una pesadilla para todos. Desde 1989 (Anthony Hopkins) no fallecía ningún tripulante en la prueba -en 1973 murieron tres-. El holandés Hans Horrevoets cayó engullido por una ola la semana pasada. Tras el accidente, cuatro barcos, entre ellos el Movistar, dieron la vuelta para socorrer al barco holandés. En la maniobra de acercamiento, el barco español sufrió la rotura de la vela mayor, una avería que tardaron 30 horas en reparar. Poco después, escucharon un violento ruido y el apoyo principal de la quilla, un bulón que la atraviesa, apareció desplazado. El agua comenzó a inundar el barco. "No era demasiado importante comparada con la que tuvimos en el cabo de Hornos, pero entonces no hubo daño estructural y aquí sí", dijo Campos.

El ABN, con el cadáver de Horrevoets a bordo, acudió al rescate y navegó 15 horas en paralelo al Movistar mientras ambos huían de la borrasca. Pronto les dieron un ultimátum. O saltaban o ya no podrían hacerlo luego. "Después entrarían en el temporal y sería imposible. Fue un momento muy duro, porque no es igual abandonar un barco que se está literalmente hundiendo, bajo un grave peligro, que hacerlo cuando está, digamos, controlado. Es más duro, pero el parte meteorológico lo era mucho más. El riesgo de que pasara algo en las siguientes horas era inaceptable", aseguró Campos.

La tripulación del Movistar subió al ABN y se mantuvo sin hacer nada, siguiendo las órdenes del patrón, Sebastian Josse, que prefería acabar la etapa con sus navegantes. Ambas tripulaciones se animaron mutuamente. Unos por la pérdida de su barco, otros, mucho peor, por la de un compañero. Algunos durmieron, otros compartieron emociones. Habían escapado de una tormenta que casi derriba también al Brunel, australiano. "La tempestad nos perseguía, nos atormentaba, cada vez estaba más cerca. No le deseo esto ni a mi peor enemigo", explicó Matt Humphries, patrón del Brunel. "Esto nos hace volver a la realidad y darnos cuenta de lo peligroso que es lo que hacemos. Es vivir al límite", añadía el navegante Mark Barlett.

Los 10 tripulantes del Movistar dejaron el ABN en una lancha, cerca de Falmouth, y por la tarde se trasladaron a Portsmouth para reunirse con sus familias. El equipo holandés, mientras, pudo por fin trasladar el cadáver de Horrevoets a un barco de la marina de su país. Sus compañeros guardaron un minuto de silencio. "Fue muy triste verle dejar el barco, pero también un alivio saber que vuelve a casa. Los últimos días han sido muy duros, pero estamos decididos a cruzar la meta. Acabaremos esta etapa por Hans", afirmó el navegante Simon Fisher. A las diez de la noche llegaron a Inglaterra.

El ABN será penalizado con dos horas de retraso en la salida de la siguiente etapa, hasta Rotterdam, por recibir ayuda externa en el porte del cuerpo. Son las normas de la competición más exigente del mundo.

Los tripulantes del Movistar, junto a los del barco holandés que les rescató.ÓSKAR KIHLBORG / VOLVO OCEAN RACE

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