Crítica:HABITACIONES

La almazara de Calaceite

Calaceite, en la provincia de Teruel, guarda entre sus calles una almazara de 1735 que la pareja formada por José Vicente Enguídanos y Eva Giménez Moreno ha transformado en un hospedaje familiar lleno de encanto. Cinco habitaciones para los fines de semana de escapada en un lugar de apariencia rústica, pero aderezado de muebles estilosos, objetos de diseño y obras de arte contemporáneo, como la tapicería hindú expuesta a modo de panel. Espacios bautizados con el apelativo de las aceitunas que se medran a orillas del río Matarraña: la Arbequina, la Empeltre, la Grossal y la Alechín; así como la...

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Calaceite, en la provincia de Teruel, guarda entre sus calles una almazara de 1735 que la pareja formada por José Vicente Enguídanos y Eva Giménez Moreno ha transformado en un hospedaje familiar lleno de encanto. Cinco habitaciones para los fines de semana de escapada en un lugar de apariencia rústica, pero aderezado de muebles estilosos, objetos de diseño y obras de arte contemporáneo, como la tapicería hindú expuesta a modo de panel. Espacios bautizados con el apelativo de las aceitunas que se medran a orillas del río Matarraña: la Arbequina, la Empeltre, la Grossal y la Alechín; así como la suite Molino, con vistas a los puertos de Beceite y cama de matrimonio con colchón de látex. Cálidas y rústicas, como el tradicional trillo que decora el vestíbulo. Los desayunos ofrecen quesos, paté de aceituna, membrillo y coca caseros, almendrados, zumo natural y otras delicias elaboradas en la comarca. Una biblioteca con chimenea y la buhardilla de la casa invitan a leer, charlar o jugar a los naipes. Muy frecuentado los fines de semana en verano.

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