Entrevista:OUMAR KONOKOMO | Maliense de 24 años

"Nunca pensé que alguien pudiera morirse de frío"

El motor, "de ocasión", costó 1.500 euros en Marruecos. La travesía duró doce horas. A bordo de la patera, que el propio Oumar construyó con troncos de madera, iban 40 personas. Una de ellas murió de frío. A los demás los rescató la Guardia Civil cuando estaban a seis kilómetros de la costa de Fuerteventura, sin gasolina y con síntomas de hipotermia. "Antes de eso, jamás se me había ocurrido que una persona pudiera morirse de frío. ¡Me tuvieron que poner tres mantas encima para que dejara de tiritar!", recuerda Oumar.

Lleva 22 meses en España. Trabaja repartiendo publicidad, aparcando c...

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El motor, "de ocasión", costó 1.500 euros en Marruecos. La travesía duró doce horas. A bordo de la patera, que el propio Oumar construyó con troncos de madera, iban 40 personas. Una de ellas murió de frío. A los demás los rescató la Guardia Civil cuando estaban a seis kilómetros de la costa de Fuerteventura, sin gasolina y con síntomas de hipotermia. "Antes de eso, jamás se me había ocurrido que una persona pudiera morirse de frío. ¡Me tuvieron que poner tres mantas encima para que dejara de tiritar!", recuerda Oumar.

Lleva 22 meses en España. Trabaja repartiendo publicidad, aparcando coches y de vigilante nocturno en una obra los fines de semana. En Malí también estaba pluriempleado: de lunes a viernes trabajaba en una empresa metalúrgica y los fines de semana conducía un autobús. Por todo eso ganaba unos 115 euros al mes, bastante más que en España. "Vine aquí porque quería buscarme la vida, vivir experiencias nuevas, conocer gente y ser más interesante. Debí hacer caso a mi padre, que vive desde hace 32 años en Francia. Me advirtió de que en España jamás conseguiría papeles y que la gente era más racista. Cada vez que hablo con él por teléfono, me repite: 'Te lo dije, te lo dije".

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Se defiende bastante bien en español - "lo aprendí muy rápido. Mi idioma también es muy fácil. En seis meses hablarías un bambara casi perfecto"- y está de acuerdo con su padre: "Los jóvenes aquí son muy racistas. Me llaman "negro de mierda" por la calle y cosas así. La gente mayor no lo es porque ha viajado, ha emigrado y sabe lo que es"

Oumar llega al parque de la calle del Marqués de Lema, en Madrid, y a los cerca de veinte subsaharianos que hay allí se les pone una sonrisa de oreja a oreja. De un bolsillo saca un fajo de abonos de transporte y empieza a repartir. No dice cómo los ha conseguido, pero entre sus compatriotas tiene fama de listo.

De momento, no piensa en volver. "Busqué un abogado en el periódico y me pidió 150 euros por hacerme los papeles. Ha dicho que tardará seis meses. Si me los consigue, 150 euros no son nada. Si me ha timado, era todo lo que tenía".

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Oumar Konokomo.PAULA VILLAR