Gimnasia | Europeo

La española Lenika de Simone explota por fin y se cuelga dos medallas

Tres años en la alta competición es mucho tiempo para una gimnasta. Es lo que ha tardado en explotar la española Lenika De Simone, que ayer consiguió sus dos primeras medallas en un Europeo, el que terminó en la ciudad griega de Volos. Con su plata en barra y su bronce en paralelas, De Simone, de 17 años, demuestra que es una gimnasta perfecta para el nuevo código de puntuación, que elimina el mítico 10,000 y prima la calidad de la ejecución de los ejercicios sobre la dificultad. El éxito de Lenika se sumó al cuerto puesto por equipos logrado por España y al diploma de Thais Soha-Escola...

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Tres años en la alta competición es mucho tiempo para una gimnasta. Es lo que ha tardado en explotar la española Lenika De Simone, que ayer consiguió sus dos primeras medallas en un Europeo, el que terminó en la ciudad griega de Volos. Con su plata en barra y su bronce en paralelas, De Simone, de 17 años, demuestra que es una gimnasta perfecta para el nuevo código de puntuación, que elimina el mítico 10,000 y prima la calidad de la ejecución de los ejercicios sobre la dificultad. El éxito de Lenika se sumó al cuerto puesto por equipos logrado por España y al diploma de Thais Soha-Escolar en suelo. En el último entrenamiento antes de viajar a Grecia, el seleccionador español, Jesús Carballo, mostraba su temor al nuevo código, que se ha puesto a prueba por primera vez en estos europeos. Las nuevas reglas, resultado del escándalo que sacudió a la gimnasia en los Juegos de Atenas, ha obligado a cambiar todos los ejercicios.

El pesimismo era más profundo. Tras el abandono de la campeona mundial Elena Gómez, el equipo parecía huérfano. Los triunfos de la manacorí fueron tan grandes que nadie parecía capaz de coger el testigo. Ni por calidad ni por carácter. Pero allí estaba Lenika de Simone, siempre tan seria y segura en los entrenamientos, tan reservada, con una elegancia natural en los aparatos que la hace especial.

Nacida en Estados Unidos, de padre argentino y madre española, Leni, como la llaman todos, se puso a las órdenes de Carballo hace casi cinco años. De gimnasta del montón se convirtió en pieza indispensable del equipo español. Una pieza con mala suerte. Primero fueron las lesiones, una rara malformación en un pie estuvo a punto de retirarla tras los Mundiales de 2003. Luego, la cadera le rompió el sueño olímpico. Superadas las lesiones, a Lenika le pudieron los nervios: falló estrepitosamente en los Juegos del Mediterráneo.

Su momento llegó ayer. "No estaba tan nerviosa como en otras competiciones", reconocía la gimnasta, a la que le hizo más ilusión la medalla en la barra. Con una nota de 15,350 puntos -los espectadores tendrán que ver mucha gimnasia para acostumbrarse a las nuevas notas- en este aparato sólo fue superada por la tricampeona olímpica Catalina Ponor.

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