Análisis:A LA PARRILLA

Carod y los equívocos

A veces, a los guionistas -incluso a los buenos guionistas, como los de 7 vidas (Tele 5)- se les cruzan los cables del humor e incluyen entre sus ingredientes la oscuridad del mal gusto. Les pasó este último domingo, a dos pasos de la conclusión de una serie que ha sabido conciliar la ficción con la vida cotidiana, creando arquetipos que se parecen a los que uno ve en las aulas y en los bares.

Este domingo decidieron que las enfermedades, incluidas las graves, pueden ser objeto de chistes. Cuando nos ve muchísima gente los chistes hay que cuidarlos como si fueran puñales.

...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A veces, a los guionistas -incluso a los buenos guionistas, como los de 7 vidas (Tele 5)- se les cruzan los cables del humor e incluyen entre sus ingredientes la oscuridad del mal gusto. Les pasó este último domingo, a dos pasos de la conclusión de una serie que ha sabido conciliar la ficción con la vida cotidiana, creando arquetipos que se parecen a los que uno ve en las aulas y en los bares.

Este domingo decidieron que las enfermedades, incluidas las graves, pueden ser objeto de chistes. Cuando nos ve muchísima gente los chistes hay que cuidarlos como si fueran puñales.

Fue el capítulo de Carod Rovira. El líder independentista catalán tenía su ración de cameo. Antes de que le viéramos -y estuvimos impacientes: la aparición de Carod tenía su morbo-, 7 vidas ofreció una sublime sesión de aprendizaje de inglés, en la que los equívocos entre los actores Anabel Alonso, María Pujalte y Gonzalo de Castro alcanzaron grados de gran eficacia cómica.

El meollo de la cuestión sobre el que giró la serie este domingo era el examen que debía pasar el personaje tan bien encarnado por Amparo Baró. El profesor que se encargaba de juzgar los méritos era Carod-Rovira.

El político catalán hizo el papel como un experto acostumbrado a lidiar en las aulas. Con la misma naturalidad con la que despachó el asunto introdujo los tópicos de sus propias apariciones reales, en la pantalla y en los parlamentos. Con respecto a éstos utilizó el más común de los lugares comunes -"Deje hablar al otro, que esto no es el Parlamento"- y le dio un sopapo a "las firmitas" del PP contra el Estatuto, a quien le dedicó también esta perla de comentarista político: "¡500 años dándonos de leches y se va a romper [España] ahora!".

Se ve que los guionistas tenían ración de lugares comunes también para Carod. En todo caso es mejor el tópico, o el equívoco, que el humor negro.

Archivado En