Crónica:Fútbol | Liga de Campeones

Cesc desnuda a 'la Juve'

El centrocampista español marca el primer gol y regala a Henry el segundo

El menudo e imberbe Cesc Fábregas sacó los colores a la afamada y rocosa zaga del Juventus y resolvió el encuentro. El tanto del joven centrocampista español desató la euforia de la afición inglesa y ratificó que el Arsenal ha llegado al último tramo de la temporada en plena forma y, de paso, que no fue una casualidad que, por el camino, eliminara del torneo al Real Madrid.

El ya anciano estadio de Highbury -se dará de baja la próxima temporada en beneficio del Emirates Flyes Stadium- fue una olla a presión. El caldo de cultivo lo cocieron los aficionados gunners durante el camin...

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El menudo e imberbe Cesc Fábregas sacó los colores a la afamada y rocosa zaga del Juventus y resolvió el encuentro. El tanto del joven centrocampista español desató la euforia de la afición inglesa y ratificó que el Arsenal ha llegado al último tramo de la temporada en plena forma y, de paso, que no fue una casualidad que, por el camino, eliminara del torneo al Real Madrid.

El ya anciano estadio de Highbury -se dará de baja la próxima temporada en beneficio del Emirates Flyes Stadium- fue una olla a presión. El caldo de cultivo lo cocieron los aficionados gunners durante el camino de Finsbury Park a los aledaños del recinto. Se castigaron la garganta duramente cantando diversas canciones del Arsenal. La Juve, habituada a lidiar en esas circunstancias, sucumbió a los encantos que desprende el equipo de Arsène Wenger y perdió la voz en el terreno de juego. Sobre todo, cuando apareció Cesc y remachó Henry.

ARSENAL 2 -JUVENTUS 0

Arsenal: Lehmann; Eboué, Touré, Senderos, Flamini; Hleb, Cesc, Gilberto Silva, Pires; Henry y Reyes (Van Persie, m. 82).

Juventus: Buffon; Zebina, Thuram, Cannavaro,Zambrotta; Camoranesi, Emerson, Vieira, Mutu (Chiellini, m. 72); Trezeguet (Zalayeta, m. 79) e Ibrahimovic.

Goles: 1-0. M. 40. Balón que roba Pires, cede a Henry, que lanza a Cesc para que éste marque de disparo raso desde la frontal del área. 2-0. M. 69. Internada de Cesc, que deja la pelota a Henry y éste marca desde el punto de penalti.

Árbitro: M. Fröjdfeldt (Suecia). Expulsó a Camoranesi (m. 87) y Zebina (m. 89) por doble tarjeta amarilla. Amonestó a Vieira, que, igual que los anteriores, no jugará la vuelta, y a Trezeguet.

Unos 36.000 espectadores en Highbury.

Wenger apostó por un atractivo 4-3-3, el sistema que emplea el Barça. Pero sus extremos, Reyes y Hleb, en vez de buscar siempre las diagonales, se hincharon a recorrer las bandas hasta pisar la línea de fondo. Reyes llevó por el camino de la amargura a Zebina, que sucumbió a su velocidad y que optó por atarle en corto para sacar la pierna y trastabillarle. Hleb jugó como suele, a trompicones. Pero ambos obligaron a guardar la posición a sus laterales, lo que desagradó a Fabio Capello, siempre amante de los carrileros, y desestabilizó ofensivamente al Juventus porque sus interiores, Mutu y Camoranessi, no sacaron ningún centro. Ibrahimovic y Trezeguet no pudieron rematar de cabeza, una de sus virtudes. Cogida la Juve por las bandas, el trabajo del Arsenal debía rematarlo el manojo de futbolistas talentosos que tejen el juego en la medular. Pires, lento y apático, no estaba por la labor. Entonces, Cesc se encargó de dirigir a su equipo, de imprimir el ritmo adecuado con su batuta y de lanzar sucesivos contragolpes con Henry como referencia. El medio español no desdeñó la tarea porque su mejor arma es la rapidez en la ejecución.

Acostumbrado a sacarse la pelota de encima rápido por su corta estatura, Cesc basó su juego en el primer toque. Lo más dañino para el rival, pero también lo más complicado. Acertó, sin embargo, en sus asistencias y eludió la fogosidad defensiva de Emerson y Vieira. Pero anoche su mejor elección fue dar un paso al frente cuando el balón estaba en posesión de Henry. El delantero francés, maniatado excelentemente por la zaga turinesa, poco podía hacer ante la pegajosidad de Thuram y Cannavaro. Como mucho, abrir el balón a las bandas. Hasta que Cesc le gritó al oído, le sobrepasó y le demandó el cuero en el borde del área. Sin presión por detrás porque Vieira se desentendió del marcaje, paró el balón. Se lo perfiló para su pierna buena, la derecha, y lo cruzó suavemente. Buffon lo siguió con la mirada hasta que besó la red. Cesc tuvo otras dos ocasiones. Pero una la cruzó en exceso y la otra la salvó Buffon con una magnífica estirada. Aunque acabó de exprimirse cuando volvió a pisar el área, cuando recibió un pase de Hleb y cuando levantó la cabeza para asistir a Henry, que remató la faena. La Juve no existió. Cesc tuvo la culpa.

Cesc celebra su gol.REUTERS

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