Fútbol | 29ª jornada de Liga

El cariño del portero a Ronaldo

Declaraba César, portero del Zaragoza, el día anterior al partido que Ronaldo, ex compañero suyo en el Madrid, necesitaba "el cariño de la afición". Consiga recuperar o no la estima de la grada del Bernabéu, la que no le falta a Ronaldo es la de César, que ayer alivió todos los males que acosaban al delantero brasileño. Fue en aquella jugada en la que el balón voló enviado por Beckham, que luchó Zidane en el salto junto a un defensa, que César intentó atrapar de forma precipitada... Poco había hecho Ronaldo hasta ese momento, pero el balón fue a caer a sus pies. Un quiebro y gol, gol de Ronald...

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Declaraba César, portero del Zaragoza, el día anterior al partido que Ronaldo, ex compañero suyo en el Madrid, necesitaba "el cariño de la afición". Consiga recuperar o no la estima de la grada del Bernabéu, la que no le falta a Ronaldo es la de César, que ayer alivió todos los males que acosaban al delantero brasileño. Fue en aquella jugada en la que el balón voló enviado por Beckham, que luchó Zidane en el salto junto a un defensa, que César intentó atrapar de forma precipitada... Poco había hecho Ronaldo hasta ese momento, pero el balón fue a caer a sus pies. Un quiebro y gol, gol de Ronaldo tras más de un mes de sequía.

Ronie se persignó dos veces al inicio del choque y el cuero se le difuminó a la vista. Al principio tuvo a bien tirar de orgullo y quiso demostrar sus ganas por agradar. Pero para ello debía tocar la pelota. El Madrid no trenzó y Ronaldo optó por salir de su sitio al dar varios pasos hacia atrás. En la medular no hacía daño y la zaga aragonesa le esperaba en casa. El primer balón que tocó, sin embargo, entrañó una peligrosidad notoria; le devolvió una pared a Cicinho que Toledo zanjó con penalti. El árbitro no lo pitó. En su segunda intervención, Ronaldo probó a César.

Cuando Diego Milito marcó el gol, Ronaldo bajó la mirada, ladeó la cabeza y torció el morro. Sólo había logrado conectar tres pases, uno a Baptista, otro a Robinho, y un último a Zidane. Ronaldo luchó anoche contra el Zaragoza, contra la afición aragonesa, que le tildó de gordo, y contra la soledad del delantero madridista. Pero encontró el premio, allá en el instante final. Quizá el domingo encuentre el cariño de la afición del Madrid. Ayer, César le ayudó a conseguirlo.

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